La Constitución Gaudium et Spes (GS) es el documento más extenso del Concilio Vaticano II y el último en ser promulgado el 7 de diciembre de 1965. Empezamos, por tanto, por el final.
Pero sería posiblemente el centro de gravedad en torno al que giraba la intención del Concilio, ya que con esta Constitución la Iglesia pasa de ser una Iglesia eclesiocéntrica, centrada en sí misma, a una Iglesia abierta que abre sus ventanas y mira al mundo generando confianza y colaboración.
La Constitución comienza declarando la unión intima de la Iglesia con toda la familia humana: la Iglesia se siente solidaria de la humanidad. Todo lo que es genuinamente humano encuentra eco en su corazón.
Y esta Iglesia se define a sí misma al servicio del hombre: se pone en diálogo con los hombres, poniendo al servicio de la Humanidad la gracia que recibe de Cristo para salvar al hombre comprometiéndose en la edificación de la sociedad humana. No mueven a la Iglesia ambiciones terrenas, sino solamente el deseo de servir, dando testimonio de la Verdad.
La GS es el regalo del Concilio a la Iglesia que pone a la iglesia a la escucha de la voz de Dios en la historia.