Estamos en Verano, tiempo para las vacaciones y el descanso, y por qué no, tiempo para la reflexión y la oración. Tiempo de dar gracias, de alabanza. Porque la gratitud debe ir de la mano de la alabanza, y tenemos tanto por lo que dar gracias, mucho más de lo que somos capaces de reconocer e incluso que soñar. Os proponemos un ejercicio para hacer en pareja (o en familia) que no olvidaréis...
Aprovecha este verano. Es un tiempo propicio para hacer balances, para echar una mirada al camino recorrido, e incluso para plantearse el camino que llevo.
Repasando mi vida, mirando atrás descubro mil motivos para sentirme agradecido, descubro sobre todo la bondad y la misericordia de Dios bañando toda mi vida, incluso en los días más amargos, descubro su mano sosteniéndome, acariciándome, guiándome. Por eso en mi corazón no puede brotar otra cosa que la alabanza, que el agradecimiento.
“La gratitud y la alabanza son un camino de conversión. Esta es la ocasión de convertirnos más profundamente a Dios por Jesucristo, con amor y agradecimiento, con entrega generosa desde nuestra situación espiritual y vital propia, desde nuestra fragilidad, desde nuestras dudas e incertidumbres; con gozo y satisfacción, con esperanza y confianza. Siempre, con la ayuda del Señor. “Y todo lo que de palabra y obra realicéis, sea todo en el nombre de Jesús, ofreciendo la acción de gracias a Dios Padre por medio de El” ( Col 3,17). Carta pastoral “Haz Memoria de Jesucristo”, Mons. Miguel Asurmendi, Obispo de Vitoria. Cap 1,8.
“La gratitud y la alabanza no son sentimientos superficiales y pasajeros. Al contrario, la gratitud es el mejor inicio del amor y de la comunión con las personas y con el mismo Dios.
Quien se siente agradecido a Dios es porque ha recibido y apreciado la grandeza de sus bienes, y en ellos descubre el amor cercano y fiel del Dios de la salvación. Agradecer a Dios los dones que hemos recibido en Jesucristo, que estamos recibiendo ahora mismo por medio de la fe y de la comunión eclesial, es tanto como reconocer que nos ama, que Él es la fuente y la esperanza de nuestra vida, que a Él le debemos cuanto somos y tenemos. Es sentir el gozo de saber qué hacer con mi vida, sin ceder al acoso de la angustia y el tedio”. Carta pastoral “Haz Memoria de Jesucristo”, Mons. Miguel Asurmendi, Obispo de Vitoria. Cap 1,7.
Para hacernos una idea de lo agradecidos que debemos estar por todos los dones que Él nos ha dado, os sugiero cojáis papel y lápiz, y empecéis a escribir los dones que el Señor os ha dado, seguro que la lista es más larga de lo que sospechabais, si lo hacéis como hay que hacerlo, con sinceridad de corazón. Y os digo más, si tenéis la osadía e hacerlo en pareja, vais a disfrutar de uno de los momentos de más intensidad de vuestra relación que la fortalecerá y os enriquecerá como no os imagináis.
Daos a la alabanza, a la gratitud, al reconocimiento,… y veréis que vuestra relación se ilumina.
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