| Mientras se van escondiendo los signos religiosos de la Navidad o se los relega a lo irrelevante,… no nos podemos resignar a perder el relato y el sentido de la Navidad… Pero como sucediera en el corazón de la primera Navidad tenemos que hacerlo significativamente pero sin ruido; que se note, con alegría, pero sin escándalo; que cale en lo profundo y se libere en lo que hacemos y vivimos; que llegue, como entonces, a los pequeños y sencillos. Y que, como entonces, nos llene de alegría y de gozo, porque este Misterio toca y hace vibrar lo más profundo de nuestro corazón… |