Los cristianos vivimos de la MEMORIA y María nos RECUERDA la victoria de Cristo Resucitado, vencedor del pecado y de la muerte. Todas las advocaciones marianas, las fiestas marianas remiten siempre, en último término, a la Pascua del Señor, el motivo y la razón de ser del cristiano, de la fe. |
Acudimos a María en nuestras necesidades, con la confianza de sabernos escuchados y amparados por ella, nuestra buena Madre.
Porque somos frágiles, invocamos a María, para que nuestros corazones no se dejen llevar por el olvido, la inapetencia y la inacción, por la soberbia de la vida o la vanidad de las cosas que tenemos o poseemos.
María nos recuerda las riquezas del Señor, atrae sobre nosotros la bendición, y adelanta el gozo de la plenitud de la salvación.