Los cristianos vivimos de la MEMORIA y María nos RECUERDA la victoria de Cristo Resucitado, vencedor del pecado y de la muerte. Todas las advocaciones marianas, las fiestas marianas remiten siempre, en último término, a la Pascua del Señor, el motivo y la razón de ser del cristiano, de la fe. |
Acudimos a María en nuestras necesidades, con la confianza de sabernos escuchados y amparados por ella, nuestra buena Madre.
Porque somos frágiles, invocamos a María, para que nuestros corazones no se dejen llevar por el olvido, la inapetencia y la inacción, por la soberbia de la vida o la vanidad de las cosas que tenemos o poseemos.
María nos recuerda las riquezas del Señor, atrae sobre nosotros la bendición, y adelanta el gozo de la plenitud de la salvación.
María, ven y
camina con nosotros, recuérdanos la Palabra de Cristo para habite en nuestros
corazones, la tengamos siempre presente y llene nuestras vidas.
María, ven y
camina con nosotros, recuérdanos el Evangelio, que se haga fuego en nosotros y
esté siempre encendido, para que hagamos lo que el Espíritu nos inspira y
vivamos el Mandamiento Nuevo del Amor fraterno: que nos amemos los unos a los
otros como tu hijo mismo nos ha amado.
María, ven y
camina con nosotros, recuérdanos que ser verdaderos discípulos de Jesús, es
hacernos samaritanos tiernos y cercanos de los excluidos, de los más vulnerables en este
sistema que se agota.
María, ven y
camina con nosotros, recuérdanos que es posible otro mundo nuevo, distinto y
mejor.
Recuérdanos la llamada del Hijo que nos envía su Espíritu para cumplir
el plan del Padre: construir la gran fraternidad de los hijos de Dios.
Sí, María,
Madre nuestra, Nuestra Señora del Recuerdo, ayúdanos a ser testigos en nuestro
barrio de San Blas-Las Rosas, en nuestras familias, en nuestros ambientes de
trabajo,.. y recordar a todos que hay un por qué, un sentido, una alegría que
nada ni nadie nos podrá arrebatar.
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