La Constitución Gaudium et Spes (GS) es el documento más extenso del Concilio Vaticano II y el último en ser promulgado el 7 de diciembre de 1965. Empezamos, por tanto, por el final.
Pero sería posiblemente el centro de gravedad en torno al que giraba la intención del Concilio, ya que con esta Constitución la Iglesia pasa de ser una Iglesia eclesiocéntrica, centrada en sí misma, a una Iglesia abierta que abre sus ventanas y mira al mundo generando confianza y colaboración.
La Constitución comienza declarando la unión intima de la Iglesia con toda la familia humana: la Iglesia se siente solidaria de la humanidad. Todo lo que es genuinamente humano encuentra eco en su corazón.
Y esta Iglesia se define a sí misma al servicio del hombre: se pone en diálogo con los hombres, poniendo al servicio de la Humanidad la gracia que recibe de Cristo para salvar al hombre comprometiéndose en la edificación de la sociedad humana. No mueven a la Iglesia ambiciones terrenas, sino solamente el deseo de servir, dando testimonio de la Verdad.
La GS es el regalo del Concilio a la Iglesia que pone a la iglesia a la escucha de la voz de Dios en la historia.
Los párrafos anteriores podrían ser un escueto resumen del proemio de la Constitución Dogmática
GS que se desarrolla en los números 1 al
3 y que os invitamos a todos a leer. No reproducimos tantos textos en esta
entrada para no hacerla extremadamente larga. Os aconsejamos leerla, la leeréis
con gusto y, os aseguramos que, en adelante, acudiréis a ella en busca de una
palabra evangélica sobre nuestro ser cristiano hoy en nuestro mundo.
Pero permitidnos presentar un resumen del resto de la Constitución que nos
pueda abrir el apetito.
Tras este Proemio, aborda la situación del hombre en el mundo actual (4-10) de una extraordinaria actualidad
a pesar de sus casi cincuenta años. Y, a continuación desarrolla su visión integral
de la persona humana basada en su dignidad que cobra luz a la luz del misterio de
Cristo que ilumina y da respuesta al misterio que es el hombre (11-18)
A continuación afronta con más profundidad algunas cuestiones que
inciden en esa visión del hombre y el mundo actual como el ateísmo (19-22), la comunidad humana (23-32) y la actividad humana en el
mundo (33-39) para terminar esta
parte exponiendo la Misión de la Iglesia comprometida con el hombre en el mundo
actual (40-45)
En una segunda parte aborda aborda los “signos” y acontecimientos más
relevantes para la reflexión doctrinal y pastoral de la Iglesia. Entre ellos
destaca su reflexión sobre “El desarrollo económico y social” (63-72), la paz y
la comunidad internacional (77-90) “El matrimonio y la Familia” (47-52), “La
cultura” (53-62), el compromiso político (73-76), …
Son particularmente importantes algunas
cuestiones que queremos destacar aunque apenas nos extendamos en ellas:
1. Las relaciones de la Iglesia con el
mundo.
La GS nos presenta
una iglesia con rostro humano, una iglesia solidaria, una iglesia que es para
el mundo. No trata de apartarse de la experiencia propia de los hombres de su
tiempo sino que pretende comprenderlo mejor y compartir con ellos sus sufrimientos
y sus buenas aspiraciones. Una Iglesia que no ambiciona otro poder terreno que
el que la capacita para servir y amar a los hombres.
2. La concepción del hombre y de la
comunidad humana.
Nos presenta a la persona
humana con una visión integral (en su unidad de corazón, conciencia, inteligencia y
voluntad) que se descubre por un lado limitada porque es criatura y por otro ilimitada
porque aspira a la trascendencia. Es poseedora de una gran dignidad porque es
creada a imagen y semejanza de Dios y debe buscar asemejarse a Jesucristo. En
Él encontramos lo que es realmente humano, quien al encarnarse, pone en valor a la
criatura humana, diviniza lo humano. Por eso la Iglesia proclama que es la
persona integral la que se salva y que ella solo se realiza en comunidad y lo
hace a través del trabajo.
Estas tres
dimensiones -persona comunidad y trabajo- son las tres dimensiones enfatizadas
por la GS.
3. Los signos de los tiempos.
GS desarrolla
esta teología como novedad que nos descubre los “signos de los tiempos” como aquellos
acontecimientos de la sociedad moderna de la época más relevantes y que nos
plantean no sólo un mundo en proceso de cambios acelerados en todos los ámbitos
del desarrollo humano (la ciencia y tecnología, la familia, la cultura, la
sociedad, la economía, la política, la paz, etc.), sino también anuncios de
esperanza para un cambio y compromiso posible en los seres humanos y la
construcción de una mejor sociedad. Como constitución pastoral la GS clarificará
la actitud y respuesta de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
No hay comentarios:
No nos hacemos responsables de los comentarios que se realicen.