Francamente, ¿cómo vivir con ilusión un día tan grande como nuestro particular Pentecostés cuando nos abruma el pesar y el dolor de lo sucedido hace tan sólo unas horas en París? ¿Cómo celebrar un proyecto vital de sseguimiento de Jesús en medio de tan grave amenaza a la paz? Y el evangelio, a primera vista, no nos pinta un panorama muy alentador aunque, si lo lees con atención, rezuma esperanza y apunta a la plenitud. |