Os proponemos leer con serenidad las dos Constituciones más importantes del Concilio sobre la Iglesia:
- La Constitución Gaudium et Spes (GS) sobre la Iglesia en el mundo actual y
- La Constitución Lumen Gentium (LG) sobre la Iglesia.
Aquellos que os animéis y podáis dedicarle más tiempo podríais leer las otras dos Constituciones importantes del Concilio:
· La Sacrosanctum Concilium sobre la Liturgia en la Vida de la Iglesia
· La Dei Verbum, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación.
Son documentos densos pero, como veréis, llenos de aire fresco, de la frescura del Espíritu. Os asombrará descubrir la capacidad que tienen, por poco tiempo que os asoméis a ellos, de renovar vuestra forma de entender la vida y de encender vuestra fe; os entusiasmará el optimismo que rezuman sus líneas, la esperanza que traslucen sus palabras y expresiones, la claridad con la que nos revela el corazón de Dios, su misterio y el misterio de la Iglesia.
El hombre de hoy se entiende mejor a la luz de estas palabras; mejor dicho, te entenderás mejor y comprenderás tu sentido en esta vida, tu misión como persona y como creyente. Leer el Concilio te hará, sin duda, un hombre-una mujer de mundo, de esperanza, de Iglesia, comprometido, optimista, entregado,… un hombre-una mujer de Dios.
¡Bueno, tranquilos, que no hace falta leerlo todo de “una tacada” y además no lo aprovecharíais bien! Se trata de darle tiempo y reflexión.
Un buen plan sería leer 10 minutos y reflexionar otros 10 minutos sobre una o dos ideas que sean el hilo conductor de lo que has leído o bien sobre una o dos ideas que te hayan tocado o removido por dentro.
El plan ya sería perfecto si antes de leerlo pides al Espíritu en oración que te ilumine para acoger este don que nos ha hecho… y, al acabar la reflexión, le pides al Espíritu en oración que inspire y ayude a su Iglesia y a ti a ser fieles a sus inspiraciones.
¡Recuerda, el Concilio duró tres años. No pretendas leértelo en un rato!
Que tu Gracia, Señor,
inspire, sostenga
y acompañe nuestras obras.
y acompañe nuestras obras.
De modo que todo cuanto hagamos
comience siempre en Ti
como en su fuente,
y tienda siempre a Ti
como su fin.
“Los documentos del Concilio contienen una riqueza enorme… para la formación de nuestra conciencia. Leedlos… y redescubrid la belleza de ser cristianos, de ser Iglesia, de vivir el gran "nosotros" que Jesús ha formado en torno a sí, para evangelizar el mundo: el "nosotros" siempre abierto y orientado al anuncio del Evangelio”
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