Como cada año en estas fechas, hemos celebrado nuestro encuentro de oración de Adviento-La Inmaculada con una oración que hemos querido sea en el Recuerdo la Clausura del Año Jubilar de la Misericordia. Junto con la Celebración penitencial del 15 de diciembre serán el cierre de las dos hojas de la puerta de la Misericordia. |
Algo más de medio centenar de jóvenes y adultos y algunos niños celebramnos ayer "nuestro clásico" en el Recuerdo, a continuación os propondremos los poemas, lecturas, videos... de las canciones que nos ayudaron a entrar en oración.
Nos acompañó un signo en la oración que eran unas velas que representan a los distintos grupos de jóvenes (2) y de postcomunión (4) representados en grupos de tres velas. Y también hicimos presenta a las familias que acompañan el crecimiento de los adolescentes y jóvenes en cuyos hogares -Iglesia Doméstica- vivimos la fe de una manera privilegiada... y cinco velas representaban a la Comunidad de Josefinos -nuestros pastores- y a todos los que acompañan en la parroquia a estos jóvenes -sus catequistas, la acción social de la parroquia, la animación litúrgica y la catequesis infantil-,... Toda la Comunidad, sin duda, estaba reflejada en este gesto.
El gesto que quisimos nos acompañase en esta oración en esta ocasión es nuestro compromiso por ser cauces de la Misericordia de Dios que se nos ha manifestado en el Niño Dios. Elegimos, al final de nuestra celebración, una de las obras de Misericordia y, apuntando en un pequeño fragmento de la obra de Misercorcia nuestro compromiso concreto y significativo, los fuimos poniendo en la cuna para que nuestro compromiso sea el lecho sobre el que descanse y resplanzeca Jesús.
Queremos que estos espacios de oración, de los que tratamos de tener dos cada curso destinados a los más jóvenes, sean momentos densos en los que tengan la oportunidad de saborear el silencio, la profundidad, de encontrarse con ellos mismos y con Dios en lo más profundo de cada persona. Pretenemos provocar que hagan la experiencia de cómo todo la realidad que nos rodea, lo que no sucede, la naturaleza, el transcurso del tiempo y los acontecimientos,... y, sobre todo, las personas,... son una Palabra que revela la voz y la llamada de Dios. Porque en el Recuerdo, en nuestras pequeñas comuinidades, nos inquieta mucho el ruido en el que estamos envueltos y nos preocupa y ocupa que nuestros hijos sean personas profundas, con hondura y lucidez, capaces de descifrar el sentido de los que les rodea y de ponerle a sus sentimiento y lo que les pasa por dentro, capaces de interpretar los signos y señales y de descubrir a dónde apuntan, con la habilidad de leer el interior y la profundidad,... Creemos que es un patrimonio que, como comunidad de fe, les debemos trasladar para que hagan la travesía de la vida en este mundo incierto y complejo desde la fe, con esperanza y en la dinámica del amor.
Os proponemos, para que todos podáis volver a saborerlos y disfrutarlos y orar con ellos quienes no pudistéis asistir, las invitaciones a la oración y las provocaciones a interiorizar que nos acompañaron en esta oración:
Un par de Poemas. En el primero de ellos se pone el acento en identificar a quien nos viene a visitar y llena de sentido nuestro vivir
Dime quién eres
Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú, dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.
Dime quién eres tú, que andas sobre la nieve;
Tú que, al tocar las estrellas,
las haces palidecer de hermosura;
Tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón.
Dime quién eres, ilumina quién eres;
dime quién soy yo también,
y por qué la tristeza de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
Tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos;
sostenme en mi tristeza,
Tú que andas sobre la nieve.
En el segundo poema Jesús mismo nos recuerda, nos explica cómo fue su nacimiento, a qué vino, cómo vino, para quién vino,… Estos días proliferan los cuentos de Navidad, más o menos imaginativos... pero, ¿y si simplemente le diéramos voz, toda la voz a Jesús?
Yo he venido al mundo
para que el mundo tenga Vida.
Me he hospedado en vuestra casa
para que viváis siempre en mi presencia.
He dormido a vuestra vera
para que soñéis un mundo mejor.
Me he hecho uno de tantos
para que todos valgan lo mismo.
He escogido nacer en pesebre
porque a Dios no se le encierra en el templo.
He querido hacerme, ante todo, hombre
y llorar y reír
y vivir con vosotros.
Y así, cuando lloréis
sabréis que no estáis solos,
que yo lloré primero
para que vuestras lágrimas tengan sentido.
Y cuando riais
sabed que yo estoy con vosotros,
que vuestra risa es la mía
y vuestra alegría, mi gloria.
Así vuestra alegría será mi felicidad
y vuestra gozo mi alegría.
Y si tú
quieres de verdad seguirme
búscame pobre entre los pobres,
llorando donde hay dolor,
sufriendo con el que sufre,
compartiendo la rabia del oprimido
y riendo donde la alegría es sincera.
Mira que estoy a tu puerta y llamo.
Si tú me abres tu corazón y tu vida
cenaremos y cantaremos juntos
hasta el último amanecer.
Nos acompañaron un par de canciones. La primera de ellas glosaba la profecía de Isaías
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre, serán combustible, pasto del fuego. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz. Para dilatar el principado con una paz sin limites, sobre el Trono de David y sobre su Reino. Para sostenerlo y consolarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Y la segunda de ellas del grupo de rock cristiano norteamericano "Casting Crowns". Es una balada triste de Navidad que pone el acento en que hoy en día, como hace 2000 años, también parece que no hay espacio para Dios en nuestro mundo. Y la diferencia que hay entre soñar (los sueños de Dios para el mundo) y estar adormecido (por nuestras incoherencias y sorderas)
Os dejamos algunas imágenes de la celebración para el RECUERDO
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