Hacer Sitio a Jesús


En este momento está comenzando la oración comunitaria juvenil de Adviento que como cada año reúne a los jóvenes que participan en los grupos de la parroquia y sus familias para encontrar ese espacio de profundidad en el que preparar el corazón a la venida de Jesús esta Navidad. Para aquellos que no podréis asistir compartimos la oración que podréis seguir desde casa.







Motivación
Como venimos haciendo estos años de atrás, reservamos un momento fuerte de encuentro comunitario con el Señor preparando su venida que debe tener su continuidad en un encuentro personal que nos ayude a estar bien preparados y dispuestos para su Venida. Estos espacios más amplios, como otros que hacemos en los distintos grupos, quieren ser también motivaciones, pistas, provocaciones,… que nos enseñen a orar, a hacer silencio en nuestro interior y a vivir en diálogo con Dios. Desde este diálogo en el que somos únicos, reconocidos y amados, somos capaces de reconstruir nuestra vida y de hacer camino; de encender nuestros fuegos y conectar con nuestra fuente, con Quien nos mueve y empuja… 



Oramos juntos

Señor, hoy nos reunimos junto a Ti,
y hacemos un alto en el camino
antes de las últimas jornadas del Adviento
que nos conduce a tu Navidad.
Que tu Espíritu nos ayude
a preparar nuestro corazón
para recibirte como Tú te mereces,
con cariño, con alegría, con esperanza.
Amén.

Testimonios






Hacemos silencio y escuchamos la Palabra.
ROMANOS 13, 11-14

Daos cuenta del momento que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora vuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Palabra de Dios.


Respondemos a la Palabra con el Salmo 118

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.








Escuchamos la Plegaria
En la que pedimos al Señor que venga a nuestras vidas, que se haga pronto y siempre la Navidad.

Ven a iluminar mis agujeros negros
mis actividades cotidianas.

Ven a revitalizar mi ánimo
a sacarme de las rutinas que me quitan la vida.

Ven a reforzarme la escucha para atender al otro
dejándome sorprender por Él

Ven a darme nuevos bríos para esas situaciones que son difíciles,
pero contigo lo son menos.

Ven a ilusionarme con las pequeñas cosas
a las que el corazón se me acostumbra

Ven a despertarme el corazón adormecido
ante tanto hermano que sufre.

Ven a renovarme la capacidad de trabajar
para ser un regalo para los otros.

Ven a entusiasmarme en las relaciones
para ver siempre lo mejor del de al lado.

Ven a llenarme de amnesia la memoria
para no guardar el mínimo rencor.

Ven para fortalecer y revitalizar mi palabra
para hablar de ti y de tus cosas con verdad y entusiasmo.

Ven a liberarme de tantas ataduras
que me crean mis infinitos deseos de tener.

Ven a sosegar mi cuerpo cansado de tanto trajín.
Ven para pintar una sonrisa en mi alma y ser tu presencia en cada rincón.

Ven para refrescar mi saber y recorrer el camino de mi vida lo mejor posible.

Ven a sanar todo aquello que en mi está enfermo de autocompasión,
de egoísmo, vanidad y deseos de poder o de prestigio.

Ven para llenar de sentido mi vida, la vida, nuestra vida
y ven a vestirme el corazón de fiesta convencido de que me has creado para ser feliz.

Ven a volverme creativo, osado comprometido con la felicidad de los otros.

Ven para que juntos iluminemos otras vías, entusiasmemos otras historias.

Ven para recordarnos que todo lo que hacemos es parte del viaje hacia ti.

Ven para que descansemos en ti como niños,
para que tu nos pongas en marcha.

Ven e ilumina nuestra vida
para que sea el signo de tu presencia a nuestro alrededor.

Ven y refresca nuestra vida con el rocío de tu amor.

Ven y llena nuestra vida de serenidad y paz interior.

Ven, llénanos de tu ilusión para crear tu Reino
esa tierra nueva.

Ven para renacer juntos esta Navidad
para hacerte presente en cada momento.

Ven y haznos comprometidos, solidarios, compasivos,
cercanos y agentes de reconciliación.

Ven Señor,
queremos acogerte en lo más profundo de nuestro corazón,
pero ven pronto, Señor.





Momento de silencio y oración personal
Releemos personalmente la oración de Patxi Ayerra y la hacemos nuestra.
Proponemos irla leyendo y que os paréis en aquel momento que os ha tocado más al ver el video o que os toque ahora al releerla.
Y a partir de esa frase que me ha tocado inicio un diálogo, una conversación con el Señor.

Gesto
Ahora vamos a tomar cada uno nuestra caja y vamos a pensar en espacio de nuestra vida que nos impide recibir al Señor y le vamos a poner nombre (el nombre de una persona; de un defecto; de algo de lo que nos podemos liberar,…) QUE ESTEMOS DISPUESTOS A RETIRAR DE NUESTRO CAMINO PARA HACER SITIO AL SEÑOR.
Una vez que lo identificamos, que le ponemos nombre, en silencio, miramos el interior, en lo profundo de la caja, para descubrir la dimensión de lo que vamos a retirar de nuestra vida y que nos impide vivir en plenitud y ser felices.

Recogemos nuestra oración en una Plegaria común
 ¡Ven Señor, no tardes!
Porque sólo Tú puedes salvarnos:
de la tristeza, del egoísmo.
¡Ven Señor, no tardes!
Porque sólo Tú puedes salvar al mundo
de sus crueldades y sus miserias,
¡Ven Señor, no tardes!
Porque sólo Tú liberas
a los que son esclavos de sus deseos.
¡Ven Señor, no tardes!
Porque Tú despiertas la solidaridad
con los hambrientos,
unes ala familias divididas,
proteges a los emigrantes,
apoyas a los que desfallecen.
¡Ven Señor, no tardes!



Y con la canción que ha atravesado las celebraciones de nuestro Adviento en la parroquia






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