Oración ante la corrupción


Oh Dios,

¡Es tan fácil avergonzarnos de los corruptos que nos rodean en tantos ámbitos de la vida!
Resulta sencillo desanimarnos y tirar la toalla. 
Y finalmente, Dios mío, sentir que todos son peores personas y más mezquinas que yo mismo, que yo misma.  
¡Es fácil…!


Y realmente nos sobran los motivos: manipulación en los medios, golpes en la mesa de los poderosos, cuentas en Suiza, recortes y derroches, vetos difícilmente explicables ni entendibles, rescates y desahucios, injusticias y desproporciones que se ceban con los más débiles... En fin...

Me miro al espejo y sólo puedo pedirte, Señor:

Que la vergüenza que me genera lo que ocurre a mi alrededor sea motivo de compromiso y lucha por cambiar la realidad.
Que mi lucha por ese mundo más humano y fraterno con el que sueñas no me oculte mis propias corrupciones, miserias y mediocridades internas.

Haznos sentir a tu pueblo la alegría del viento fresco que traen los nuevos tiempos en los que nos llamas a vivir comprometidos tu Evangelio.
Susúrranos al corazón, como María, “no tienen vino”, y obra de nuevo el milagro: expande nuestra alma en generosidad hacia nuevos horizontes de justicia y fraternidad.

Que nuestro compromiso, como tu paso por las bodas de Caná, genere alegría, abundancia, sanación, reconstrucción de las personas,…
En Caná, Señor, comenzaste tus signos, remuévenos ante la testaruda realidad y que nuestra vida difunda con coherencia que nos confesamos seguidores tuyos.

Amén

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