Celebración Comunitaria de la Unción de Enfermos, viernes 7 de junio a las 18:00



El viernes, día 7 de junio a las 18:00 horas tendrá lugar en la Parroquia la Celebración Comunitaria de la Unción de Enfermos. Invitamos a participar a todos los enfermos de la parroquia y a que toda la comunidad cristiana del Recuerdo les acompañemos en este momento que confiere al cristiano una gracia especial para afrontar las dificultades propias de una enfermedad o vejez. Todos los que deseen recibir el Sacramento se pueden apuntar a la celebración; después habrá un pequeño aperitivo organizado por el grupo de visitadoras de enfermos. Os lo anunciamos con tiempo para animaros a recibirlo y a participar.

Desde hace años venimos celebrando este Sacramento en comunidad y la celebración anual cada vez está siendo más concurrida, gracias a Dios.

Nos puede imponer cierto recelo por la idea que tenemos del Sacramento pero hay que vivirlo con normalidad. No olvidemos que este sacramento que es un sacramento de vivos.

Como en todos los Sacramentos, en la Unción de los enfermos dejamos a Dios que se haga compañero de camino, en concreto de esta etapa de la vida de las personas mayores, o que están pasando un momento delicado de salud, las que tienen que pasar por el quirófano,..., y así pueden recibir de Él la gracia, la fortaleza, de este sacramento.

Celebramos el Sacramento de la Unción para vivir la enfermedad o la vejez a la luz de la fe, dejando que Dios proclame su Buena Noticia sobre esta etapa de mayor debilidad física y acogiendo el don de la fortaleza de su espíritu para vivir este momento. Le hacemos presente en nuestra vida sin miedos, con la naturalidad de los hijos de Dios.

Lo celebramos en comunidad y dentro de la Eucaristía pues sabemos que la vida se nos ha dado, que no nos ha venido por nuestra voluntad, sino que ha sido un regalo amoroso del Padre, y le damos gracias por esta vida que hoy ponemos una vez más en sus manos.

¿Quién podría recibirlo?
A partir de una edad razonable: 70-75 años, o con una enfermedad o circunstancias que puedan aconsejarlo.

¿Y si no se puede?
Si hay alguna persona que no puede acercarse a la Iglesia y quiere recibir el sacramento, puede ponerse en contacto con el equipo de visitadoras de enfermos o los sacerdotes y trataremos de recogerlo en casa para traerlo a la parroquia. O vamos a su casa.
De cualquier forma, como sabéis, los sacerdotes siempre están dispuestos a atender a las personas que estén enfermas, y quieran recibir este sacramento, o bien quieran que nos acerquemos a llevarles la comunión.

¿Para qué recibirlo?
El Sacramento de la Unción de Enfermos confiere al cristiano una gracia especial para afrontar las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez. Es el recurso que ayuda al cristiano a poder sobrellevar con fortaleza y en estado de gracia un momento delicado en la vida, de tal manera que, fortalece en momentos delicados y, en caso de mayor gravedad, prepara su cuerpo y su alma para el tránsito a la Casa del Padre a través de la muerte.

¿En qué consiste?
Lo esencial del sacramento consiste en la imposición de manos y la unción de la frente y las manos del enfermo acompañada de una oración litúrgica realizada por el sacerdote o el obispo, únicos ministros que pueden administrar este sacramento.

Con el gesto de la imposición de manos pedimos que el Espíritu Santo descienda al corazón de cada uno de nuestros hermanos que van a recibir el Sacramento de la Unción. Al imponer las manos sobre la cabeza, el sacerdote está transmitiendo la fuerza salvadora de Cristo sobre el creyente que necesita, de modo particular, su apoyo y su gracia.


La Unción con el óleo refleja cómo a lo largo de nuestra vida el buen Dios ha ido dejando caer sobre nosotros la lluvia benéfica de su gracia y amor. Y en este momento, como en tantos momentos difíciles de nuestras vidas, con su aceite percibimos el consuelo de que no estamos solos en nuestras luchas y fatigas. El Óleo de la Sagrada Unción es símbolo de fortaleza y de salud; de bienestar y de paz. Por eso lo utilizamos en la Unción de los enfermos: Cristo nos tranquiliza, nos fortalece y nos sana con la fuerza de su Espíritu.


¿Cuántas veces lo puedo recibir?
Actualmente el sacramento se puede administrar más de una vez, siempre que sea en caso de enfermedad grave. Puedo volver a recibirlo cuando el estado grave se produce como recaída de un estado anterior por el que ya había recibido el sacramento.




ORACIÓN DEL ENFERMO (DE JUAN PABLO II)
Señor,
Tú conoces mi vida y sabes mi dolor.
Has visto mis ojos llorar, mi rostro entristecerse.
Mi cuerpo lleno de dolencias
y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti cuando,
camino de la cruz, todos te abandonaron.
Hazme comprender tus sufrimientos
y, con ellos, el amor que Tú nos tienes.
Y que yo también aprenda que
uniendo mis dolores a los tuyos,
tienen un valor redentor por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con amor, hasta con alegría.
Si no es posible que “pase de mí este cáliz”
te pido por todos los que sufren:
Por los enfermos como yo, por los pobres, los abandonados,
los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos.
Señor, haz que estas dolencias que me aquejan
me purifiquen, me hagan más humano,
Me transformen y me acerque más a Ti.
Amén.
Juan Pablo II







ORACIÓN DEL AGENTE DE
PASTORAL DE LA SALUD


Tranquiliza, Señor, mi paso apresurado,
vuélveme un instrumento más eficaz
de tu misericordia.

Bendice mi mente
para que no sea indiferente o insensible,
sino que esté atento a las necesidades
del hermano que sufre.

Bendice mis ojos,
para que estén abiertos
a reconocer tu rostro en el rostro de cada enfermo
y llévame a descubrir la luz
y los tesoros interiores de cada uno.


Bendice mis oídos
para que acojan las voces
de los que piden ser escuchados
y responden a los mensajes
de los que no saben expresarse en palabras.

Bendice mis manos
para que no permanezcan cerradas e indiferentes,
sino que transmitan calor y proximidad
a quien necesita de una mano amiga.

Bendice mis labios
para que no pronuncien frases
hechas de palabras vacías,
sino transmitan comprensión y cariño
escondidos en un corazón que ama.

Bendice mis pies, Señor,
para que pueda dejar huellas
de mi paso por este mundo
y contribuya a promover el diálogo silencioso
del enfermo contigo.








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