El pasado 10 de octubre se presentaron la Memoria 2012 de Cáritas y el VIII Informe de la Realidad Social (ORS), el resumen ejecutivo del Informe revela importantes datos que confirman la dramática situación de empobrecimiento y desigualdad social que se viene gestando en nuestro país y, lamentablemente se está agravando, especialmente ante la fatiga y el desbordamiento del apoyo de la red familiar y la desprotección social de las personas y familias más vulnerables. |
Información tomada de Cáritas:
En la presentación de la memoria de la actividad de Cáritas destacan los datos positivos del aumento del número de voluntarios que en 2012 fue de 70.229 voluntarios (un 9,3% con relación a 2011) que participaron en las acciones de lucha contra la pobreza desarrolladas en todo el país por las 70 Cáritas Diocesanas y las más de 6.000 Cáritas Parroquiales que integran la Confederación. Esa tendencia es similar a la que refleja la evolución de los recursos invertidos, que ascendieron a 276.272.706 euros durante el último año, lo que supone un aumento de 25,5 millones de euros (10,2%) con relación a 2011.
La Memoria anual de Cáritas 2012 revela que de los 276 millones de euros invertidos en 2012, casi 194 millones (el 70,20% del total de recursos) proceden de aportaciones privadas, lo que supone un incremento de 27,7 millones de euros con relación al ejercicio anterior. Los fondos públicos manejados por Cáritas ascendieron a 83,3 millones de euros (29,80% del total).
Gracias al trabajo gratuito de los 70.000 voluntarios y la actividad de 4.253 personas contratadas, Cáritas ha podido aportar soluciones y oportunidades a las personas más expuestas a la pobreza. En 2012, la red parroquial y diocesana de la Confederación Cáritas construyó oportunidades y procesos para 4.929.361 personas en situación de mayor exclusión social. De ellas, 1.904.737 fueron acompañadas en España y 3.024.624 en los países del Sur.
Los mayores esfuerzos dedicados por la Confederación a reducir el impacto de la precariedad como consecuencia de la crisis se destinaron, en la misma línea de prioridades de los últimos años, a programas como los de Empleo e inserción laboral (25 millones € invertidos), Vivienda (5,8 millones €) o Acogida y atención primaria (60,6 millones €).
Además, durante 2012 Cáritas reforzó su acciones para las personas más vulnerables, como Mayores (32,8 millones €), Personas Sin Hogar (22,4 millones €), Infancia (12 millones €), Familia (10,7 millones €), Inmigrantes (7,2 millones €), entre otros.
Aunque los recursos manejados el último año han crecido por encima del 10 por ciento, Cáritas ha conseguido mantener los mismos niveles de máxima austeridad de los últimos cinco años, al destinar a gastos de gestión y administración sólo 6,7 céntimos de cada euro invertido.
Pero, por otra parte, el VIII Informe del ORS de Cáritas constata la existencia en España de situaciones y hechos que indican un creciente empobrecimiento de la sociedad y el aumento del riesgo de fractura social. Más allá de la coyuntura de la crisis, este deterioro está consolidando una nueva estructura social donde crece la espiral de la escasez y el espacio de la vulnerabilidad.
El VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, presentado de manera simultánea a la Memoria anual de actividades, permite conocer, a la luz de la propia experiencia de trabajo de los servicios de Acogida y Atención primara de Cáritas en todo el país, cuál es la situación social del momento actual.
Según se recoge en su resumen ejecutivo, las constataciones más relevantes del Informe son las siguientes:
- Nuestro modelo económico se caracteriza por el comportamiento “contracíclico” de la desigualdad en la renta, que aumenta en etapas de recesión, pero que no reduce las diferencias cuando se registra expansión económica.
- En los últimos años se ha producido un descenso de la renta media, lo que supone un proceso de empobrecimiento de nuestra sociedad, que afecta especialmente a las personas y familias más vulnerables.
- La pobreza severa (con menos de 307 € al mes) alcanza ya a 3 millones de personas, el doble de los que estaban en esta situación antes de la crisis.
- Asistimos al aumento de la cronicidad, constatado en el incremento de los parados de larga duración, especialmente el grupo de mayores de 50 años, y en el hecho de que una de cada tres personas atendidas en Cáritas lleva más de tres años demandando ayuda. Esta situación afecta también a las relaciones sociales y al horizonte vital de las personas.
- Se incrementa la desigualdad en España, con el valor más elevado de toda Europa: el 20% de la población más rica concentra 7,5 más riqueza que el 20% más pobre.
- Está tendencia corre el riesgo de verse incrementada por el elevado nivel de desempleo; la pérdida de capacidad adquisitiva de la población (descenso de la renta media desde 2007 en torno a un 4% y aumento de los precios en torno al 10%); y el debilitamiento de las políticas sociales y el recorte progresivo de derechos.
- Existen necesidades básicas (alimentación, gastos relativos a la vivienda, ropa y calzado…) que no están cubiertas desde nuestro modelo de bienestar.
- Aquellas personas cuya situación les impide cubrir por sus propios medios estas necesidades, se ven obligadas a acudir a la familia o a entidades sociales de carácter privado en busca de ayuda.
- Asistimos al riesgo de desbordamiento de la función protectora de la red familiar, que sigue siendo la primera estrategia de supervivencia para hacer frente al impacto de la crisis.
- La desprotección social de las personas y familias más vulnerables está agravada al restringirse las condiciones de acceso a derechos como la sanidad, la educación, los servicios sociales y la dependencia.
- Diversos cambios en las políticas sociales tienen consecuencias negativas directas sobre las personas más vulnerables, como el cambio en el sistema de prestaciones sanitarias y grado de cobertura, la modificación de los requerimientos administrativos para el acceso a las prestaciones, o la difícil adaptación de los servicios sociales a las nuevas realidades que ofrece la coyuntura de crisis.
- Aunque los primeros efectos de la crisis económica se amortiguaron por las prestaciones por desempleo y el apoyo de las familias, el agotamiento de las ayudas económicas, la prolongación de las situaciones de desempleo, las políticas de ajuste y sus recortes, unido a las dificultades en las familias, han creado un caldo de cultivo para la irrupción de una segunda oleada de empobrecimiento y exclusión social con efectos más intensos.
- Desde que se inició la crisis, Cáritas ha triplicado tanto el número de personas atendidas, hasta alcanzar la cifra de 1.300.914 personas en el año 2012, como el volumen de recursos destinados a ayudas económicas directas a las familias, que fueron de 44 millones de euros el año pasado.
- Respecto al perfil de las personas acompañadas en Cáritas, las mujeres siguen siendo el rostro más visible de las situaciones de pobreza y exclusión. Se registra, además, un elevado número de desempleados, que han pasado de ser “recientes” –al inicio de la crisis– a ser de larga duración en este momento de consolidación de la estructura, así como los casos de parejas jóvenes (de entre 20 y 40 años de edad) con hijos, la mujeres solas con familiares a su cargo, las personas donde la intensidad laboral del hogar es muy baja y los ciudadanos extracomunitarios.
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