Toda la Iglesia es Misionera, está en Misión. Y que todos lleguen a conocer a Jesús debería ser un anhelo y pasión de todo cristiano. Estamos tan preocupados y ocupados en otras muchas cosas que nos hace falta un día al año que nos recuerde que todavía hay mucha gente que no conoce a Jesús. Por eso, es necesario el “Día del Domund” que celebramos hoy. |
La propagación de la Fe en Jesús; el que otras gentes, otros pueblos, lleguen a conocer a Jesús, para amarlo, debería ser un anhelo y una preocupación constante de todo creyente. Pero, como desgraciadamente no es así, porque estamos preocupados y ocupados en otras muchas cosas, hace falta poner, al menos, un día al año, que nos recuerde que todavía hay mucha gente que no conoce a Jesús. Y por eso, es necesario el “Día del Domund” (Domingo mundial de la propagación de la fe), que celebramos hoy.
Cada año, este día nos trae un lema, una frase que hace pensar y aterrizar en algo concreto. Este año el lema es el siguiente: “Renace la alegría”. “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”, dice el papa Francisco al comienzo de “Evangelii Gaudium”. El fin de la actividad misionera es, precisamente, ayudar a extender esta alegría, anunciando a todos la posibilidad de nacer y renacer al encuentro con Dios. Un renacer a la vida de fe que, como tantas veces comprueban los misioneros, ha sido revelado a los pequeños.
No hay que confundir la risa con la alegría. Esta puede darse con aquella. Pero aquella no es siempre fruto de la alegría, sino de algo que ha podido hacer gracia. También los tristes se pueden reír en alguna ocasión.
Una de las cosas que producen mayor alegrías (si no la que más), es el constatar que hay personas que descubren el amor de Dios, y se disponen a compartirlo con otros, fomentando el amor fraterno. El amor verdadero, nunca puede producir tristeza, sino alegría y gozo. Y el amor que Dios nos tiene y es fuente de amor a los demás, es el supremo y más verdadero amor.
Hoy es un día para tener muy presentes en la oración y en la estimación todo el lema del Domund; recordar a los misioneros, y sentirse misionero cada uno, desde su lugar, su ambiente, su relación con las personas. Y además de todo eso, cooperar a la extensión del Reino de Dios, con nuestra aportación económica voluntaria y generosa.
Tomado de Félix González
En el blog de los ss. cc.
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