Hoy se apelotonan unas sensaciones extrañas. Echamos la vista atrás con amargo regusto, sentimos la emoción de la fiesta y la reunión familiar de la larga noche que nos espera, hay quien hace su balance complaciente y a quien sólo la expectativa de una sorpresa... |
Hoy se apelotonan unas sensaciones extrañas. Echamos la vista atrás con amargo regusto, sentimos la emoción de la fiesta y la reunión familiar de la larga noche que nos espera, hay quien hace su balance complaciente y a quien sólo la expectativa de una sorpresa –un milagro- le puede despertar de una pesadilla de año que por fin se va.
Se amontonan los efímeros propósitos de año nuevo y resuena el discurso de estado del año de la recuperación,…
Todos, seguro, tenemos motivos y razones para dar gracias y todos tenemos en el corazón personas que han aparecido o han dejado de estar en el escenario de nuestra vida.
Hay mucha vida por llegar, la salud y el restablecimiento que deseamos para nuestro cacho de alma que está poniendo toda su fuerza en salir de este bache que sólo va a ser eso, un bache que se llenará de vitalidad como sólo ella sabe hacer…
Nuestro Mariano que se nos va de viaje unas semanas y vuela hoy buscando futuros; ¿qué futuros?, sólo Dios sabe…
Y en el corazón de todos aflora la esperanza, porque de esperanza vivimos y, si miramos hacia atrás vemos a un Padre providente y, si miramos hacia adelante vemos un futuro en el que nos espera Dios.
No valen la complacencia y la pereza, no demos la espalda a lo que está por venir. No nos quedemos a las puertas del nuevo año pasivos y aletargados, sumisos y resignados, dejados y conformistas. Los cristianos sólo nos podemos percibir en movimiento, mejor dicho, en seguimiento de Jesús. Y lo que no sea eso es desertar de nuestra propia identidad de discípulos y malgastar el tiempo.
Que el Señor os conceda a todos vosotros y a los vuestros la mejor de sus bendiciones, la esperanza plena y la confianza de caminar tras Él en busca de la Nueva Tierra y el Nuevo Cielo que los creyentes del Recuerdo con toda la Iglesia y los hombres de buena voluntad estamos llamados a construir.
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