Bienaventuranzas de la Cuaresma

La Iglesia nos convoca a los creyentes a iniciar hoy la travesía cuaresmal en camino hacia la Pascua. Este es tiempo propicio para comenzar de nuevo, para decidir un cambio de vida, acogerse al perdón, gozar del abrazo de la misericordia y sentirse redimidos y amados. FELICES AQUELLOS QUE CON ENTUSIASMO INICIÁIS ESTE CAMINO HACIA EL GOZO DE LA PASCUA.


"En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.  Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.
         Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;  así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.  Cuando recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.  Cuando tú vayas a rezar entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre que está en lo escondido, y tu Padre que ve en lo escondido, te lo pagará.
         Cuando ayunéis no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.  Tú, en cambio, cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara,  para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre que ve en lo escondido, te recompensará".
(Mt 6, 1-6. 16-18)


FELICES quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.


FELICES quienes durante el tiempo de Cuaresma, y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo, de los programas basura de la televisión, de las críticas, de la indiferencia.

FELICES quienes intentan en la cotidianidad ir suavizando su corazón de piedra, para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la compasión, la indignación teñida de propuestas.

FELICES quienes creen que el perdón, en todos los ámbitos, es uno de los ejes centrales en la puesta en práctica del Evangelio de Jesús, para conseguir un mundo reconciliado.

FELICES quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa, y hacen un espacio en el desierto de su corazón para que el silencio se transforme en soledad sonora.

FELICES quienes recuerdan la promesa de su buen Padre y Madre Dios, quienes renuevan a cada momento su alianza de cercanía y presencia alentadora hacia todo el género humano.

FELICES quienes cierran la puerta a los agoreros, a la tristeza y al desencanto, y abren todas las ventanas de su casa al sol de la ilusión, del encanto, de la belleza, de la solidaridad.

FELICES quienes emplean sus manos, su mente, sus pies en el servicio gozoso de los demás, quienes más allá de todas las crisis, mantienen, ofrecen y practican la esperanza de la resurrección a todos los desvalidos, marginados y oprimidos del mundo. Entonces sí que habrá brotado la flor de la Pascua al final de un gozoso sendero cuaresmal.

Miguel Ángel Mesa (Bienaventuranzas de la Vida -PPC-)

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