Decálogo para la Cuaresma


Cuaresma es tiempo de recogimiento, profundización, esfuerzo, acercamiento, tiempo bautismal, eclesial, de lucha y compromiso, de austeridad y solidaridad, tiempo de esperanza.


1. Cuaresma, tiempo de centramos en lo esencial de la vida cristiana. Aunque preocupados por las propias necesidades humanas vitales, hemos de saber convertir a Jesucristo, demasiado a menudo marginal y marginado, en el centro de nuestra vida.

2. Cuaresma, tiempo, pues, de esfuerzo para conocer mejor al Señor e identificamos con su Evangelio. Aquel que ya conocemos y amamos, haciéndolo más vida de nuestra vida.

3. Cuaresma, tiempo, por tanto, de profundización en el contacto con la Sagrada Escritura. Esta Biblia que nos es proclamada en la asamblea, pero que cada uno acoge según el ritmo de fe personal, también pide ser leída individualmente.

4. Cuaresma, tiempo de acercamiento más intenso a las fuentes de la gracia, representadas por la penitencia y la Eucaristía. Como pecadores perdonados hemos de acoger todas las oportunidades que Dios nos ofrece de su misericordia.

5. Cuaresma, tiempo de revivir el Bautismo, quizá ya lejano en el tiempo, pero que es el punto de partida de nuestra filiación divina y el vínculo de comunión con toda la Iglesia que se prepara para la nueva gracia bautismal de Pascua.

6. Cuaresma, tiempo de consolidar los compromisos que hemos contraído con Dios, con la Iglesia, con los nuestros más cercanos y que añadiremos interiormente a la renovación pascual de las promesas del bautismo.

7. Cuaresma, tiempo de lucha contra el mal que hay en nuestro interior y el que vemos a nuestro alrededor hasta el punto de que, allí donde no podamos llegar, la identificación con Cristo nos permita participar de su combate hasta el fin de los tiempos.

8. Cuaresma, tiempo de solidaridad y de especial compromiso con los necesitados, para darles no sólo lo que nos sobra o de lo que nos abstenemos, sino también nosotros mismos.

9. Cuaresma, tiempo de hacer de la austeridad nuestra más profunda libertad respecto a los pequeños placeres o distracciones de que nos servimos, pero que también nos pueden esclavizar.

10. Cuaresma, tiempo de esperar con ansia espiritual la santa Pascua, y así entrenarnos a hacer de nuestra vida una identificación con la muerte y resurrección de Cristo.



BERNABÉ DALMAU
Tomado de Iglesiamanchanorte.com 


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