Como respuesta a la pregunta que Pepe lanzó en misa de Niños incluimos una imagen de los 12 apóstoles y os adelantamos que fue Matías, el apóstol suplente, el apóstol que reemplazó a Judas Iscariote una vez que su plaza quedó vacante en el colegio de los apóstoles, en la única ocasión en la que los apóstoles decidieron reemplazar a alguno de los que causaban baja, cosa que no volvieron a hacer nunca más, ni siquiera cuando se produce el martirio del primer apóstol, y único que recogen los textos bíblicos, que es precisamente el del patrono de España, Santiago hijo de Zebedeo (que se cuenta en el Libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 2). |
Para sustituir a Judas Iscariote, organizan los apóstoles lo que podríamos denominar un “concurso de méritos”, en el que la única condición para participar es haber pertenecido al grupo de los seguidores de Jesús desde el momento en el que fue bautizado por San Juan Bautista. A dicho concurso se presentan dos candidatos, José Barsabás y Matías, con parecidos méritos, tan parecidos que los apóstoles no hallan otra manera de elegir al sucesor sino echarlo a suertes.
Pero dejemos que sea Lucas quien nos lo relate. Todo comienza con el discurso de Pedro en persona:
“Conviene pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.
Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías. Entonces oraron así: “Tú Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía”. Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al número de los doce apóstoles” (Hch. 1, 21-26).
Aparte del grupo íntimo de los Doce Apóstoles, había un grupo –nos cuenta el evangelio de Setenta y Dos – de seguidores de Jesús al que pertenecería Matías y de cuya existencia sólo habla uno de los cuatro evangelistas, Lucas, que lo hace con estas palabras:
“Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí a todas las ciudades y sitios adonde él había de ir.” (Lc. 10, 1).
LOS DOCE APÓSTOLES
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