Se rompen los muros y aparece la VIDA en la vida que celebran en esta Pascua dichosa
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La esperanza, por fin, se ha cumplido
cuando, Cristo, vuelve tal y cómo lo había prometido
en rescate de todos aquellos a los cuales tanto amaba.
¿Dónde está el silencio y la calma?
¿Dónde los sollozos de su despedida?
¿Dónde los guardias que le custodiaban?
¡NO HACE FALTA NADA! ¡AHORA TODO ES FIESTA!
Porque, si la fiesta es vida, Cristo nos la trajo toda
y nos hace partícipes de una, que nunca se acaba.
Porque, si la vida es una fiesta, la Resurrección de Cristo,
razón más que suficiente para vivir en una permanente alegría.
Ahora, el corazón del hombre, se abre a la eternidad.
El día de hoy, las manos del hombre, se abren al amor.
Hoy, los pies del hombre, se orientan hacia el futuro.
En el presente, el corazón del hombre,
ha sido definitivamente tocado por la acción de Dios.
¡ALELUYA! ¡EL SEÑOR HA RESUCITADO!
La humanidad se reviste de fiesta
porque, si Dios se hizo pequeño por salvarnos,
ahora, pasando por una cruz,
la Resurrección de Cristo nos trae una eterna primavera.
Porque, si Dios prometió el todo por la nada,
el hombre le responde con abundancia de fe
y abriéndole su corazón, sus entrañas y su misma vida.
¡ALELUYA! ¡EL SILENCIO DIO LUGAR A LA FIESTA!
Cantemos, con los ángeles y con todos los santos,
con toda la creación que explota en un esplendor inmaculado
con todos los creyentes que miran hacia el cielo
¡MIL VECES ALELUYA! ¡HAS RESUCITADO!
¡HA RESUCITADO! ¡Y NOSOTROS CON EL!
¡ALELUYA! ¡ALELUYA!
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