A los padres de los niños que celebrarán su Primera Comunión: “Esto no acaba. ¡Empieza!”



Durante las próximas semanas 90 niños celebrarán su Primera Comunión, ¿será la Última?
Nuestro primer recuerdo se centra en los padres; en ese momento en que todo ha acabado. Ha terminado el día de la celebración de la Comunión. Están agotados, pero satisfechos por lo bien que salió todo…



…Por lo bien que salieron las fotos, por lo divertida que fue la fiesta, por lo bien que resultó el menú del restaurante, por lo guapísima que iba la niña que parecía una novia, por lo precioso que iba mi niño vestido de almirante, por lo bien que se lo pasó con sus amigos, por lo contenta que estaba la abuela con su nieta, por el tiempo que hacía que no me reía tanto compartiendo unas copas con los amigos, porque durante unas horas se nos olvidó la crisis, por la cantidad de chuches que tomaron los niños, por lo bueno que estaba el exclusivo vino que elegí para el almuerzo, por lo bien que me sentaba el traje, por la elegancia que me aportaba ese peinado –me lo han dicho todas-, por la cantidad de recuerdos que pude repartir a los familiares…

Seguro que son muchas más las sensaciones que aún me quedarían por poner, de la misma forma que todas y cada una de ellas son motivos suficientemente importantes para que alguien sea feliz.

Para muchos padres ha sido este un camino agotador: comprar el vestido de la niña y los zapatos a juego, elegir el restaurante y el menú, las flores, comprar todos los regalitos, seleccionar su propio traje, vestir a sus hermanos para la ocasión…un sinfín de preparativos.

¡Ah! y se me olvidaba, y los tres años de catequesis que han tenido que cumplir. Que el niño la mitad de los días no quería ir. Y eso sin olvidar que algunos domingos tenían que ir a Misa a acompañarle, porque Mariano es un “pesao” con eso de que fuesen a la Misa de Niños con los padres…

Y la ceremonia. ¡Qué barbaridad! Madre mía la cantidad de padres y niños que había allí y lo larga que se le hizo a los familiares….

Menos mal que para ellos ya ha acabado todo esto y que ya “ha hecho” el niño la comunión y ahora tranquilos, hasta dentro de unos años que “tendrán la comunión” de la más pequeña…

Pero ¿qué ha acabado cuando el niño “ha hecho” la comunión”?

Cuando un niño recibe la Primera Comunión en Cristo no acaba nada. Al contrario, empieza mucho.

Es una lástima que para muchos de ellos esa primera sea la última de sus Comuniones porque para sus padres la comunión era una meta. Un objetivo que se ve cumplido cuando se celebra todo con éxito y se culmina con largas horas de una fiesta cuyo único sentido era pasarlo muy bien con los amigos con la excusa que el niño “hacía la comunión”.

Y el verdadero acontecimiento que sucede ese día pasa a un segundo plano tan insignificante que muy fácilmente se convierte esa Primera Comunión en la última para muchos niños.

Quizá durante el mes siguiente aún siga el niño acudiendo a misa, por aquello de seguir probando ese fruto que se le prohibía cuando aún no se había vestido de marinero. Una vez matado ese gusanillo ni padres ni hijos vuelven a tener interés en volver por la iglesia. ¿Para qué?

Este irritante cuadro no es tan ajeno a muchos padres. Afortunadamente no dibuja, ni mucho menos, siquiera a la mayoría de los padres. Pero quizás, y perdonad si tiene tientes excesivamente críticos, nos podemos acercar peligrosamente a este cuadro y se nos pueden ver con bastante facilidad ciertas poses de estas que se describen.

A las puertas de las celebraciones de la Primera Comunión queremos reconocer el sentido de fe y el buen gusto, la coherencia y la honestidad de aquellos padres que no os veis retratados en este cuadro, que sois conscientes de la enorme importancia que tiene para la vida de vuestros hijos el hecho que se le hayan abierto las puertas de Cristo de par en par a partir de este hito.

Lo hemos hablado durante estos últimos meses hasta la fatiga: la Comunidad Cristiana del Recuerdo apoyada por vosotros, los padres, tenemos el compromiso de tratar de ayudar a los protagonistas de estos días, los niños, a conocer que realmente no termina nada cuando pasa la fecha de la celebración sino que comienza para cada uno de ellos una etapa en la que recibir a Cristo cada domingo debería ser el acontecimiento más importante del fin de semana.

La catequesis realmente comienza a partir de ese momento, para hijos y para padres. Padres que volvieron a la iglesia porque había que cumplir un número de visitas, podrían ahora descubrir lo que significa tener a Jesucristo en sus vidas de nuevo, porque puede que también ellos se alejaran tras la comunión y ahora tienen la oportunidad de nuevo de descubrirse y sentirse en su Camino.

Que esa tarde-noche, después de las celebraciones, podáis sentaros juntos y sentir que, pese a las luces y las sombras de este día, lo importante, lo trascendente, es una semilla que ahora está llamada a dar fruto, una vida que se empeñe en hacer real el sueño de Dios que brota en lo más profundo y se abre a un futuro lleno de esperanza y abierto a todos. Dios bendiga el sueño de vuestro hijo y, en esta noche feliz, vuestros sueños que conspiran con los suyos y se orientan a la plenitud.

1 comentario:

  1. Estupendo artículo para hacernos pensar. Esperemos de sus frutos.

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