Mes de María en el Año de la Fe


María, en el Año de la Fe, nos ayuda a reavivar y transmitir nuestra fe. Su mano anima, protege y riega sin medida nuestro compromiso cristiano en un mundo que necesita la chispa de novedad, el aliento de creatividad y la originalidad de lo nuevo que la fe tiene que despertar en este momento tan crítico de nuestra historia.




Como todos sabemos, estamos celebrando el Año de la Fe entre 2012 y 2013 y, en este itinerario, pasamos por la encrucijada del mes de María. Mayo tradicionalmente es el mes que se ha dedicado a María y en este momento especial de Gracia que se nos ofrece, se nos invita a recorrer este itinerario de fe junto a María, la primera creyente, peregrina de la fe, Madre de la Iglesia que peregrina en la fe, nuestra Madre.




Contemplemos a María como Madre, en estos momentos críticos de nuestra sociedad, con tantas víctimas y una perplejidad paralizante ante el escandaloso drama para el que somos incapaces de generar soluciones. Y pidamos a María, de la mano de los excluidos y los que más están sufriendo, que nos haga fuertes y audaces , ¡cómo iba a dejarnos solos a nosotros, en estos momentos tan arduos, por los que estamos pasando!





Pidamos a María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Recuerdo, que preside nuestra parroquia, que Ella, que conoce mejor que nadie el desafío de la fe, nos haga capaces de acogerlo; que Ella, que sabe mejor que nadie de la exclusión, del rechazo dramático en los momentos críticos, tienda su mano a sus hijos más vulnerables y nos levante con ella para soñar y generar una sociedad distinta, una sociedad mejor, que eche sus raíces en la centralidad de la persona, en la dignidad de cada hombre y cada mujer que Ella, mejor que nadie, ensalzó con su vida entregada a la causa de Dios.












María, peregrina de la fe, haznos capaces de trasmitir la FE cristiana en la Nueva Evangelización. No personas que quieran ir imponiendo un nuevo evangelio, sino personas que acepten que, Jesucristo es el Señor; haznos capaces de dar una respuesta adecuada a los signos de los tiempos, a las necesidades de los seres humanos y de los pueblos, a los nuevos contextos de nuestra sociedad y cultura actual… por medio de los cuales podamos expresar nuestra identidad cristiana buscando el sentido de nuestra existencia y ofreciendo un sentido en la construcción de un mundo distinto y mejor; haznos capaces de promocionar una cultura mucho más asentada en el evangelio, expresión del tesoro que llevaste en tu seno, que llevamos en el corazón.




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