Pasadas las fiestas de Pascua retomamos el Tiempo Ordinario y, por tanto, la lectura continuada del Evangelio de San Lucas. Lo retomamos en el capítulo 7 en el que San Lucas nos muestra cómo Jesús va abriendo camino, revelando la novedad de Dios que avanza por medio del anuncio de la Buena Nueva. |
Evangelio: Lc 7,11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: “No llores”. Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: “¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: “Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo”. La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
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La manera como Jesús revela el Reino sorprende a todos porque ni esperaban ni estaban acostumbrados a tan gran apertura. Hasta Juan el Bautista se quedó como perdido y mandó preguntar: "¿Eres tú el señor o debemos esperar a otro?" (Lc 7,18-30). Jesús llegó a denunciar la incoherencia de sus anfitriones: "¡Sois como niños que no saben lo que quieren!" (Lc 7,31-35). Y al final, como colofón de esta novedosa apertura que trae la Buena Nueva del Evangelio Jesús aparece con las mujeres (Lc 7,36-50).
En el texto de hoy, la resurrección del hijo de la viuda, se encuentran dos procesiones: el gentío que sigue a Jesús y el entierro. Recordemos que Lucas es como un pintor; con pocas palabras consigue pintar el cuadro tan bonito del encuentro de las dos procesiones: la procesión de la muerte que sale de la ciudad y acompaña a la viuda que lleva a su único hijo hacia el cementerio; la procesión de la vida que entra en la ciudad y acompaña a Jesús. Las dos se encuentran en la pequeña ciudad, junto a la puerta de la ciudad de Naín.
Y Lucas también es llamado el evangelista de la Misericordia y Jesús en este episodio la despliega con una humanidad que impresiona: "Al verla el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: ¡No llores!" Es la compasión que lleva a Jesús a hablar y a actuar. Compasión significa literalmente: "sufrir con", asumir el dolor de la otra persona, identificarse con ella, sentir con ella el dolor. Es la compasión que acciona en Jesús el poder, el poder de la vida sobre la muerte, poder creador.
Esa compasión contrasta con la firmeza de la orden: "¡Joven, a ti te digo, levántate!" Jesús se aproxima, toca el féretro y dice: "¡Joven, a ti te digo, levántate!" El muerto se incorporó y se puso a hablar. Y Jesús se lo dio a su madre".
El gesto de la resurrección nos ayuda a experimentar mejor la presencia de la vida, de Jesús, de su Evangelio, en medio de nosotros. El está hoy con nosotros, y ante los problemas y el sufrimiento que nos azotan, nos dice: "¡Te lo ordeno: levántate!".
¿Sentimos la compasión y firmeza de Jesús que se compadece de mí y me ordena levantarme de mi postración, de mis bloqueos, mis miedos,...?
¿No sentimos ante esta Palabra la llamada de lanzar en nombre de Jesús esta orden eficaz ante la postración de nuestro mundo?
¿Me despierta la situación mortal que se desenvuelve a mi alrededor la compasión propia del que cree en el evangelio, en la Buena Noticia?
Y esa compasión que despierta en nosotros la injusticia, la exclusión, la ruptura... ¿nos hunde en el duelo o despliega nuestra acción evangélica?
Fijaos, por último en la repercusión. "Todos se quedaron con mucho miedo y glorificaban a Dios diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios vino a visitar a su pueblo" Y lo que se decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región"
Estamos celebrando el año de la fe. La actuación de Jesús despierta la fe de quienes le contemplan. Nuestra actuación, nuestra vida también, cuando apostemos por la vida y nuestra acción genere evangelio, despliegue la Buena Noticia, generará fe, confianza y forjará el Reino que, como seguidores de Jesús, estamos llamados a hacer presente entre nuestros hermanos.
"ANDA... LEVÁNTATE Y ANDA...
...No dejes que envejezca un solo sueño cosido a alguna almohada
NO TENGAS MIEDO, YO VOY CONTIGO"
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