Comentario al Evangelio del XIII Domingo del Tiempo Ordinario, 30 Junio 2013


Para Jesús no fue fácil formar a sus discípulos y discípulas. Por el hecho de que una persona vaya con Jesús o que viva en su comunidad, una persona no tiene porque ser ya santa ni perfecta. Ser discípulo es hacer el camino de Jesús y Lucas nos despliega en el viaje que hoy comienza Jesús a Jerusalén las instrucciones que da a sus discípulos.

Palabra de este domingo
Primer Libro de los Reyes 19, 16b.19-21
Salmo 15. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad
Gálatas 5, 1.13-18


Evangelio dominical
Lucas 9, 51-62

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?"
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas".
Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza".
A otro le dijo: "Sígueme".
Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre".
Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios".
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia".
Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios".



El Evangelio de Lucas. El Viaje de Lucas

El texto de hoy es el comienzo de la parte más original del tercer Evangelio con respecto a Mateo y a Marcos, pues se sirve de unas tradiciones que él es el único en referir; en adelante, va a presentar la vida de Jesús como un largo camino a Jerusalén

Este viaje a ocupa casi diez capítulos (9, 51  - 19, 28), una tercera parte del evangelio de Lucas.

El viaje ya lo anticipa Lucas a los 12 años de Jesús (2, 41ss) y culminará en la continuación de este evangelio en el libro de los Hechos con su Ascensión (Hch. 1, 10ss).

Lucas presenta su Evangelio dándola la forma de un viaje “teológico”. Es más que un viaje geográfico en que Jesús caminara hacia Jerusalén y su Ascensión. 

El sentido de esta “subida” está claramente presentado en el comienzo del texto que leemos este domingo. Será una marcha hacia la Pasión.

Y desde este pórtico de la tercera parte –lo iremos viendo con claridad en el transcurso de los evangelios dominicales de los próximos domingos- aparece con claridad el objetivo del viaje: Jesús instruye a sus discípulos (no solamente a los doce) sobre: la necesaria y firme decisión de seguir a Jesús, la oración, la sinceridad, el testimonio que debe darse de Jesús, la pobreza, el servicio, la conversión, la misericordia, la renuncia a sí mismos, al dinero y a los bienes, la denuncia profética, la humildad, la corrección fraterna, la vigilancia en espera de su regreso, y sobre todo, el gran mandamiento del amor (10, 27).

El viaje pues, es el tiempo de la formación de los(as) testigos del Evangelio para el tiempo de la Iglesia, cuando Jesús ya no esté físicamente presente. Esta enseñanza la expone con numerosos discursos y parábolas, poniéndola en práctica con algunos milagros.

El caminar de los primeros evangelizadores continuó el de Jesús. Raramente nos dice por dónde pasa Jesús. Sólo al comienzo del viaje (9, 51), en la mitad (17, 11) y al final (18, 35; 19, 1) sabemos por dónde está pasando. Esto sirve para las comunidades de Lucas y para nuestras comunidades hoy. Lo que es cierto es que debemos caminar. No podemos parar. Sin embargo, no siempre está claro y definido por dónde pasamos. Lo cierto es el objetivo: el Reino de Dios y el Dios del Reino.



Exigencias del seguimiento de Jesús:
  • Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener nada, no llevar nada”. No se pone el acento en la pobreza absoluta, sino en ser itinerante. El(la) discípulo(a) lo mismo que Jesús, no puede programar, organizar la propia vida según criterios de exigencias personales, de comodidad individual.,…
  • Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales que atan y generan la muerte. Es necesario que los nuevos discípulos(as) miren adelante, que anuncien el Reino, para que desaparezca el pasado y vivan el proyecto de Jesús.
  • Decisión irrevocable. Nada de vacilaciones, nada de componendas, ninguna concesión a las añoranzas y recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo, la elección irrevocable.

Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que dejándolo todo se comprometen con la causa del Evangelio y, tomando el arado sin mirar hacia atrás, entregan la propia vida en la construcción de un mundo nuevo donde reine la justicia y la igualdad entre los seres humanos.


Tolerancia y Paciencia
En los inicios del texto evangélico de hoy, observamos una nota de tolerancia y paciencia pedagógica. Un celo apasionado de los discípulos es capaz de pensar en traer fuego a la tierra para consumir a todos los que no acepten a Jesús... No admiten que otros piensen de manera diversa, ni respetan el proceso que ellos llevan. Jesús simplemente marcha a otra aldea, sin condenarlos.  El seguimiento de Jesús es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Una invitación de Dios y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo la fe, la esperanza y el amor nos harán avanzar en su seguimiento.

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