Comentario al Evangelio del XIV Domingo del Tiempo Ordinario, 7 Julio 2013


En el Evangelio de hoy, San Lucas nos pone enfrente de Jesús que me mira personalmente, porque me ama, y me invita a marchar por un camino desafiante: abunda la mies y también los lobos, escasean los obreros y sobran alforjas y miedos. En el horizonte, el Reino de Dios que espera con urgencia ser anunciado. Jesús nos da instrucciones, hay que hacer el camino de la simplicidad y el desapego.



Jesús me propone un camino, un proyecto ilusionante que despierta incertidumbre, miedos, resistencias, ilusiones, esperanzas y paz, el regalo de Jesús Resucitado que está destinado a habitar en todas la casas del mundo. Y a todas ellas, a nuestros ambientes y a todos los rincones de la tierra nos envía Jesús llevando su Paz, la abundancia de los bienes del Reino, el mundo según  Dios.





Las Lecturas de hoy

Isaías 66, 10-14
Sal 65. Aclamad al Señor, tierra entera
Gálatas 6,14-18




Evangelio: Lucas 10,1-12. 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo”.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó: “Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”.



Lucas es muy gráfico y nos invita a meternos en el relato, no como meros espectadores, sino contemplativos. Contemplar a Jesús que nos mira y nos invita a transformarnos en discípulos, en seguidores de Jesús, mensajeros de su Reino y agentes de su Paz.

Contemplando a Jesús que nos ama y nos llama y escuchando su envío, nos descubriremos como discípulos y se nos revelará la respuesta fundamental que todo hombre se hace, la respuestas a los porqué, para qué y cómo.





Los 72
72 era el número de los pueblos de la tierra según el capítulo 10 del Libro del Génesis. Este número hace referencia a todos los creyentes, todos los bautizados que somos, por este Sacramento, constituidos en discípulos y tenemos una misión en la vida: cada uno de nosotros, somos misioneros, estamos llamados a evangelizar.
En esos 72 que el Señor envió delante suyo, estamos representados cada uno de nosotros, con nuestros talentos y particularidades, enviados a anunciar la Buena Noticia en nuestros ambientes y en todo lo ancho y lo profundo de nuestras vidas.

Misioneros
Ser cristiano es vivir en clave de misión, tomar conciencia viva de ser enviado por Jesús, ser cristiano es ser misionero. El evangelio habla de misioneros itinerantes, como eran necesarios en las primeras épocas de la Iglesia, y también hoy cuando hay que llevar el mensaje a otros lugares. Pero nosotros, tenemos un lugar y un ámbito dónde testimoniar nuestra fe. Primero en nuestra familia, después nuestro trabajo o la escuela. Tal vez sea en la política, en el arte, las asociaciones,... otros ámbitos en los que nos movemos y organizamos nuestra vida, en los que se articula la vida social actual.

Como ovejas en medio de lobos
Los caminos de Dios no son los caminos de los hombres. En nuestros ambientes a veces predomina un estilo, una manera de ser y ciertos criterios que nada tienen que ver con la escala de valores del cristiano. Por eso Jesús nos dice que nos envía como ovejas en medio de lobos. Y nos lo dice, porque las ovejas en medio de los lobos, corren el peligro de ser comidas por ellos.Si se descuidan, si se distraen, si abandonan el rebaño, entonces quedan indefensas.
El Señor quiere prevenirnos de las dificultades de la misión.
Pero no nos previene para que por prudencia, nos quedemos paralizados donde estamos. Él nos manda, nos envía, pero quiere que conozcamos los riesgos.

Instrucciones
Jesús nos propone los riesgos y nos da el manual de instrucciones: nos envía sin alforjas, sin dinero....... desprendidos de todo. Porque así, va a ser más difícil caer en las tentaciones, dejarse alcanzar por otras llamadas, deslumbrar por otros resplandores.

La Paz
La paz de que nos habla Jesús, no es sólo ausencia de guerras. La paz de que habla la Biblia es la paz mesiánica, es la totalidad de los bienes prometidos por Dios, la plenitud de una vida feliz.
Jesús nos envía a cada uno de nosotros y nos pide que demos la paz. Y cuando saludamos deseando la paz de Cristo, no somos nosotros los que saludamos, es Cristo, que comunica su paz. La Palabra de Dios produce por sí misma los buenos frutos en todos aquellos que la reciben con fe. Pero también, quienes la poseen, deben comunicarla a otros.
En la celebración eucarística decimos que nos DAMOS la paz, y no solamente que la deseamos.




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