Una vez digerido el plato que nos sirvieron en el Congreso al comienzo de las vacaciones, propongo una reflexión abierta basada en una cita de Bertolt Brecht: la casa en llamas. |
“No hace mucho vi una casa que ardía. Su techo era ya pasto de las llamas. Al acercarme, advertí que aún había gente en su interior. Fui a la puerta y les grité que el techo estaba ardiendo, incitándoles a que salieran rápidamente. Pero aquella gente no parecía tener prisa. Uno preguntó, mientras el fuego chamuscaba sus cejas, qué tiempo hacía fuera; si llovía, si no hacía viento, si existía otra cosa y otras cosas parecidas. Sin responder, volví a salir. Esa gente, pensé, tiene que arder antes que acabe con sus preguntas. Verdaderamente, amigos, a quien el suelo no le queme en los pies hasta el punto de desear gustosamente cambiar de sitio, nada tengo que decirle”. (Fin de la cita)
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