Adolfo Nicolás SJ es el actual General de los Jesuitas. Los jesuitas tienen presencia en Oriente Medio y en USA; el trabajo de los jesuitas con los Refugiados es uno de los "buques insignia" de su misión. El P. Nicolás se suma con la misma rotundidad que el Papa Francisco en su Ángelus del Domingo al rechazo a la Guerra. En esta jornada de Ayuno y Oración -sobre la que habla al final- reproducimos una entrevista de extraordinario valor que ha tenido lugar esta semana. |
Entrevista con el Padre General, Adolfo Nicolás SJ, sobre Siria
y la paz
4
de septiembre de 2013
P. El Santo Padre ha salido de su protocolo normal para hablar en pro
de la Paz en Siria. ¿qué piensa Usted al respecto?
R. No tengo costumbre de comentar
sobre situaciones internacionales o de carácter político. Pero en el caso
presente estamos de frente a una situación Humanitaria que supera los límites
normales que apoyarían el silencio. Y tengo que decir que confieso que no
entiendo quién ha dado autorización a los Estados Unidos o a Francia para
actuar contra un país de tal modo que sin duda aumentará el sufrimiento de una
población que ya ha sufrido más de la cuenta. La violencia o acciones
violentas, como la que se está preparando, solamente son justificables como último
recurso y de tal manera que solamente los culpables reciban daño. En el caso de
un país, esto resulta totalmente imposible y por lo tanto, a mí me resulta
totalmente inaceptable. Nosotros, Jesuitas, apoyamos la acción del Santo Padre
al 100% y deseamos del fondo de nuestro corazón que la anunciada acción
punitiva no tenga lugar.
P. ¿Pero, no tiene el mundo la responsabilidad de hacer algo contra los
que abusan del Poder contra su propio pueblo, como en el caso de un Gobierno
que usa armas químicas en un conflicto?
R. Tenemos en esta pregunta tres
cuestiones, que conviene separar claramente. La primera tiene que ver con el hecho que todo abuso
de poder ha de ser condenado y rechazado. Y, con todo respeto por el pueblo
Norteamericano, creo que este concreto uso de poder que se está preparando
constituye en sí mismo un abuso de poder. Los Estados Unidos de América tienen
que dejar de actuar y reaccionar como el chico Grande en el barrio del mundo.
Esto lleva inevitablemente al abuso, el atropello y el "matonismo"
sobre los miembros más débiles de la Comunidad.
La
segunda, es que, si ha habido uso de armas químicas, todavía nos queda la
obligación de mostrar al mundo de una manera clara que un lado del conflicto, y
no el otro, las han usado. No basta con que algún miembro del gobierno del país
que quiere atacar diga que está convencido. Hay que demostrar al mundo que esto
es así, sin lugar a dudas, para que el mundo pueda confiar en este país. Esta
confianza no se da actualmente, y han comenzado ya las especulaciones sobre
ulteriores motivos que pueda tener USA en su proyectada intervención.
Y la
tercera, que los medios considerados adecuados para castigar el abuso, no dañen
a las mismas víctimas del primer abuso, una vez se haya demostrado que esto es lo
que ha sucedido. La experiencia del pasado nos dice que esto es imposible
(aunque se llame a las víctimas con el eufemismo de "daño colateral")
y los resultados son que aumenta el sufrimiento de los ciudadanos ordinarios
inocentes y ajenos al conflicto. Todos sabemos que la gran preocupación de los
Sabios y Fundadores Religiosos de todas las tradiciones y culturas era
"¿cómo reducir el sufrimiento humano?" Es muy preocupante que en
nombre de la justicia planifiquemos un ataque que va a aumentar el sufrimiento
de las víctimas.
P. ¿No es Usted especialmente duro con los Estados Unidos?
R. No lo creo. No he tenido nunca
prejuicios sobre este Gran País y ahora mismo trabajo con algunos Jesuitas de
allá cuya opinión y cuyos servicios valoro grandemente. Nunca he tenido
sentimientos negativos frente a los EEUU, un país que yo admiro enormemente por
muchas razones, incluyendo en ellas su dedicación, espiritualidad y
pensamiento. Lo que más me preocupa es que precisamente este país, que yo
admiro sinceramente, está al borde de cometer un gran error. Y podría decir
algo parecido sobre Francia: Un país que ha sido un verdadero líder en
espíritu, inteligencia, y que ha contribuido en gran manera a la Civilización y
a la Cultura y que está ahora tentada a conducir a la Humanidad hacia atrás, a
la Barbarie, en abierta contradicción con todo lo que ha simbolizado a lo largo
de muchas generaciones. Que estos dos países se unan ahora para una medida tan
horrenda es parte de la ira de tantos países en el mundo. No tenemos miedo al
ataque; nos aterra la barbarie a la que somos conducidos.
P. ¿Y por qué hablar así ahora?
R. Porque el problema es ahora.
Porque el Santo Padre está tomando medidas extraordinarias para hacernos
conscientes de la urgencia del momento. El haber declarado el día 7 de
septiembre como día de ayuno por la paz en Siria es una medida extraordinaria y
nosotros queremos unirnos a ella. Podemos recordar que en un momento en el
Evangelio los discípulos no pudieron liberar a un joven del mal espíritu y Jesús
les dijo: "Este tipo de espíritus no se pueden echar si no es con oración
y ayuno". A mí me resulta dificilísimo aceptar que un país, que se
considera, al menos nominalmente, cristiano no pueda concebir más que acción
militar en una situación de conflicto y con ello puede llevar al mundo, de
nuevo, a la ley de la jungla.
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