Octubre, Mes del Rosario


En unos días, el 7 de Octubre, celebraremos la fiesta de Nuestra señora del Rosario. La fiesta se instituyó tras la victoria en la batalla naval de Lepanto, atribuida por la Cristiandad a la intercesión de María. Tradicionalmente Octubre se considera el mes del Rosario en el que se nos invita a rezarlo -en la parroquia todos los días a las 9:40 antes de la misa matinal-, a conocerlo y a poner en valor esta devoción de tanta tradición y que siempre ha sido apreciada en la Iglesia como una oración excelente.




La palabra “rosario” significa "corona de rosas.
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.

Institución de la Fiesta del Rosario.
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había vencido en la batalla. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre.

La tradición del Rosario, no obstante, se remonta años atrás.

De todos son conocidos los 150 Salmos que componen el Libro de los Salmos de la Biblia. Estos 150 Salmos (Salmodia) los recitaban los monjes a diario desde la antigüedad ya en los primeros siglos de nuestra era. Para no perder la cuenta, se hicieron cordeles con 150 cuentas –nudos o pedazos de madera- con las que contaban los Salmos que oraban en distintos momentos del día.
Los monjes recomendaban a los fieles que no sabían leer, y evidentemente no conocían los 150 Salmos, que rezaran 150 padrenuestros para alabar al Señor con un estilo similar al suyo. Y acogieron el instrumento de cuentas que utilizaban los monjes.
Más adelante, los 150 padrenuestros se sustituyeron por 150 avemarías y a cada grupo de 50 avemarías se les comenzó a llamar “Rosario”.
Esta práctica se fue extendiendo por toda la Iglesia y en el siglo XII la Virgen se apareció a Santo Domingo Guzmán y le dijo que el Rosario habría de ser el arma más eficaz para convertir a los no creyentes y herejes a los que dirigía su predicación el santo.
Santo Domingo y la Orden que él fundó pudieron comprobar la eficacia del Rosario y difundieron esta devoción por toda Europa y posteriormente, de la mano de la Orden Mendicante, llegó a América.
Desde la mencionada Batalla de Lepanto y hasta nuestros días, el Rosario es la oración más popular entre los católicos y en numerosas ocasiones, cientos de maestros de la espiritualidad y de la oración han recomendado el rezo del Rosario.

Rezar el Rosario
Al tiempo que rezamos las diez Avemarías de cada misterio, se contempla uno de los misterios de la Vida de Cristo. Estos se agrupan en cinco y pueden ser Misterios Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos.
Se reza como ves en el esquema



Juan Pablo II, sobre todo, y Benedicto XVI han sido grandes devotos del Rosario. También el papa Francisco nos invita a hacer de esta oración una devoción particularmente entrañable del cristiano.









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