En ocasiones surgen voces que proponen la convocatoria de un nuevo Concilio.
Cuando el papa Juan convocó el Concilio y propuso renovar la Iglesia, el terreno estaba fecundado porque desde hacía más de 50 años se habían desarrollado movimientos de base como los movimientos bíblicos, teológicos, patrísticos, ecuménicos, misionarios y otros que prepararon la Iglesia para la nueva primavera que fue el Concilio,…
Y yo me pregunto, ¿está nuestra Iglesia activando y liberando esa renovación de base que alimente e inspire un nuevo retorno a las fuentes (ressourcement) y una renovada actualización (aggiornamento).
La Iglesia, las iglesias, están llamadas a ser células proféticas de resistencia y cambio de ese modo de organizar el mundo, apertura a la humanidad y a la comunión con todo el universo.
Al recibir hoy el Concilio debemos sentir su llamada animando a la Iglesia a exponerse continuamente al dialogo sincero con la Palabra revelada de Dios y con un mundo de vitalidad efervescente lleno de los dones del Señor, aunque sin destino propio desligado de Cristo.
Estamos llamados a retomar de continuo la vitalidad propia de quien quiere responder con honestidad y radicalidad al Evangelio en este mundo concreto (nuevo) que nos ha tocado vivir.
El primer reto es dejar atrás esa apatía que intenta apoderarse siempre de la Iglesia y que tiene como consecuencia la contundencia con que experimentamos el desinterés global de la sociedad hacia la propuesta evangélica,…
Hemos de reaprender a hablar con esperanza a una sociedad en crisis y con un futuro envuelto en una densa niebla interior. Y para ello es necesario alimentarse del Misterio Pascual de Cristo, el único que puede sostener la vida eclesial y acompañar la vida social más allá de sus logros o fracasos puntuales.
Pero, ¿a qué nos llama el Concilio aún?
A ser más creativos y audaces en la misión eclesial. Y aportar como Iglesia, radicada en Cristo y el Evangelio y animada por su Espíritu, optimismo y modos de hacer creativos y compartidos, que generen esperanza para el momento cultural e histórico que estamos viviendo.
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