“Miserando atque eligendo”


El lema del Pontificado del papa Francisco se traduce como “Lo miró con misericordia y lo eligió”. Este lema y su escudo es sustancialmente el mismo que cuando era Arzobispo. 







El escudo azul aparece coronado por los símbolos de la dignidad pontificia: la mitra colocada al centro y en alto con las llaves entrecruzadas, una representada con el color del oro y la otra con el de la plata, unidas (en la parte baja de la imagen) por un lazo rojo.

En alto, aparece el emblema de la Compañía de Jesús (jesuitas) a la que pertenece: un sol radiante con, al centro y letras rojas, la inscripción IHS, el monograma de Cristo. Sobre la letra H se apoya la cruz, en punta, con los tres clavos en negro colocados a la base.

En la parte inferior se ve la estrella y la flor de nardo. La estrella, siguiendo la antigua tradición heráldica, simboliza a la Santísima Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; mientras la flor de nardo evoca la figura de San José, el patrono de la Iglesia universal. Al colocar en su escudo estas imágenes, el Papa ha querido expresar su propia y particular devoción hacia la Virgen Santísima y San José.

El lema está tomado de las Homilías de San Beda el Venerable sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo, escribe:

"Vidit ergo lesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me", “Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo, le dijo Sígueme,…".

Esta homilía de San Beda el Venerable, presbítero, es un homenaje a la misericordia divina y aparece reproducida en la Liturgia de las Horas en la fiesta de San Mateo que además reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En la fiesta de San Mateo de1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó –a la edad de 17 años- en un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después y tras una confesión, se sintió tocado en el corazón y advirtió que sobre sí mismo descendía la misericordia de Dios, quien con mirada de tierno amor, lo llamaba a la vida religiosa en la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola.


Una vez Obispo, el entonces Mons. Bergoglio, en recuerdo de ese momento que lo marcó profundamente, decidió elegir este lema que ha querido reproducir también el propio escudo pontificio.

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