Carta a Dios en Adviento (III): Tócanos el corazón


Sería más fácil preparar nuestra cabeza que preparar el corazón, pero ahí está el Adviento, empeñándose en provocar que todos dispongamos, preparemos nuestro corazón para la llegada del Señor, para la Navidad.



Querido Dios: 

Hoy también quiero decirte algo, porque eres “alguien” importante en mi vida. Y seguro que Tú también tendrás algo que decirme. ¿Verdad?

En estos días no dejo de oír: “Preparad el camino al Señor”. En la la Iglesia, en la parroquia, no sólo lo dicen, también se canta. Y de tanto oírlo, pues uno comienza a hacerse preguntas. ¿Qué quiere decir eso?,¿de qué se trata? Porque te voy a decir una cosa:  las personas tenemos algo que no queremos que se nos toque: es el corazón. Y entiendo por corazón, ese lugar secreto donde está nuestro tesoro, es decir, lo que tenemos, lo que creemos, lo que nos gusta, lo que nos hace ilusión, lo que esperamos, lo que anhelamos, lo que hemos ido consiguiendo con nuestro esfuerzo, lo que son nuestras manías y costumbres, lo que representa para nosotros la felicidad (o una buena parte de ella), nuestras aficiones. ¡De esto, que nadie se atreva a tocarnos nada! Es nuestro, y es nuestro secreto.

Señor, yo tengo mi “reservado”, donde no invito a todos, donde sólo estoy con los que quiero. Creo que casi todos somos así. Y la verdad es que no me apetece cambiar mucho, porque me obliga a ser de otra manera. ¡Y a estas alturas!…

En el “reservado” que cada uno tenemos, hemos puesto un cartel que dice: “Prohibido entrar”. Es bueno que sepas que te será muy difícil tocar el corazón del hombre. Por ahí no pasamos fácilmente.

No sabes, Dios, lo cómodo que es tener ya los caminos hechos y las cosas sabidas. Nos da mucha seguridad. Eso de tener que buscar caminos siempre nuevos es una molestia. A nosotros nos gusta acostumbrarnos a las cosas, a nuestros horarios, a nuestros gustos. Como se suele decir: nosotros “nos montamos nuestra vida”.

Eso de “preparar los caminos”, ¿no querrá decir que tenemos que “desmontar” nuestro tinglado de vida? Como sea eso, la verdad es que se pone muy difícil la preparación a tu venida. Puedes decir lo que sea, porque para eso eres Dios; nos puedes mandar lo que sea… con tal de que no se trate de “tocarnos el corazón”.

Yo creo que sería más fácil  preparar nuestra “cabeza” para tu venida, en vez del corazón. Nosotros podríamos aprender cosas de Ti, saber mucho de Ti. Sí es más fácil hacer un sitio en nuestra cabeza que en nuestro corazón.

Si te albergamos en nuestro corazón, seguro que tenemos que cambiar nuestros gustos, nuestras preferencias… y eso es peligroso o, al menos, molesto. El corazón no se cambia así como así. Siempre se cambia dejando algo que uno quiere, y ¡eso duele!

Bueno, querido Dios, creo que me estás tocando el corazón… y estoy empezando a descubrir que Juan Bautista anuncia eso precisamente: “Preparad el corazón al Dios que viene” Y yo te pregunto: ¿Vienes con muchas pretensiones? Siempre te empeñas en lo más difícil. Quieres conquistar el corazón para Ti… Quieres que deje de ser el lugar de las “cosas”, para que sea el “santuario donde tú puedas estar”.

A veces, nosotros preguntamos:¿Qué tenemos que hacer? Y lo hacemos con la esperanza de que sean cosas sencillas. Pero tú nos dices cosas esenciales. Aunque ¿por qué lo esencial no va a ser sencillo?

Me doy cuenta de que las preguntas que hago al principio se vuelven contra mí. Siempre acabas teniendo razón. Acabas apuntando a donde yo no quería.

Voy a seguir escuchando lo de “preparad el camino al Señor”… Ahora ya entiendo de qué va la voz de los Profetas, y la voz que no queremos escuchar los hombres. Nos lo tienen que decir muchas veces para que nos enteremos que los caminos pasan todos por ese kilómetro cero que es el corazón; es ahí donde nace lo bueno y lo malo. Ahí es donde tú quieres nacer en Navidad. Ahí es donde yo comienzo ya a hacerte sitio. Sí, Dios, ya estoy preparando el camino. Volveré a escribirte una carta más, y te contaré qué tal se me da lo de “ingeniero de caminos”; de tus caminos, claro está.


Estas cartas están basadas en las cartas publicadas en Adviento 2012 por Félix González en el blog Corazones en Red http://blogs.21rs.es/

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