Con motivo de la celebración de la fiesta de San Leonardo Murialdo el próximo domingo 18 de mayo, el Superior General de los Josefinos, Mario Aldegani, nos ha dirigido unas palabras a través del Boletin AMA's de Mayo. Las reproducimos y os invitamos a leerlas para "apasionarnos", como dice nuestro Superior, con este carisma que se nos ha dado. |
Muy queridas Madres Apostólicas y amigos todos de San Leonardo Murialdo y de los Josefinos,
me es muy grato dirigiros un saludo con mis mejores deseos desde las páginas de vuestro boletín con ocasión de la fiesta de San L. Murialdo, el domingo 18 de mayo.
Este año vivimos la fiesta de nuestro santo en el año del CARISMA: un año dedicado a dar gracias por el don que hemos recibido, al compromiso de conocer dicho carisma, amarlo y compartirlo y a apasionarnos cada vez más por este carisma que apasiona.
Hablar del carisma significa para nosotros hoy contar una historia bella e importante, que no pertenece sólo a los Josefinos o a las Murialdinas, sino también a muchas otras personas como vosotros, que inspiráis vuestra vida cristiana y vuestro testimonio de la alegría del Evangelio en el carisma de Murialdo.
Hoy este carisma de S. L. Murialdo se vive y se ama en el mundo. Ha madurado y se ha enriquecido el tomar consciencia sobre él y conocerlo, gracias también al encuentro, al compartir y a la comunión entre vocaciones.
El carisma da forma a nuestra esperanza, es la luz que ha iluminado nuestros pasos, calienta nuestros corazones y nos muestra los senderos de nuestro caminar.
Me viene a la mente esa gran página de la Biblia, en la que Dios, llamando a Abrahán para formar un nuevo pueblo y empezar una nueva historia, le dice: “Vete de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición” (Gen 12, 1-2).
El carisma, don del Espíritu, que nos hermana y nos hace ser familia, es de verdad la tierra bendita y fecunda que se nos ha dejado en herencia.
Nosotros somos una bendición si este don resplandece en nuestra vida, si lo ponemos en circulación como el verdadero talento, que se nos ha dado para que produzca fruto, no para esconderlo bajo tierra.
Si nos fijamos en nosotros, en nuestras fragilidades, en nuestras debilidades, quizás nos desanimemos, pero el don del carisma ha hecho fértil una tierra grande y bendita, que es la tierra de tantos corazones, y ha formado en el mundo una familia más grande. ¡Alabemos a Dios!
Si guardamos, damos testimonio y compartimos con alegría y convicción este gran don que
Dios nos ha dado… seremos muchos, seremos siempre más, porque ¡este es un carisma que apasiona! ¡Y la pasión no nos deja indiferentes!
Con mucho cariño,
Superior General
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