San Isidro Labrador, patrono de nuestra ciudad


San Isidro Labrador es el patrón de nuestra ciudad de Madrid y también es patrono de los agricultores. Nació en Madrid hacia el año 1082 y en Madrid murió el 30 de noviembre de 1172, sobre los 90 años. Isidro es el hombre del vivir sencillo, que se desenvuelve en tres grandes horizontes: el hogar, el trabajo y la oración. Tenemos sin duda en la figura de San Isidro un avance y una auténtica plasmación del espíritu de San Francisco de Asís tan querido por nuestro actual Papa.










Cuarenta años después de su muerte, en 1212, fue descubierto su cuerpo incorrupto, venerado hoy en la Real Colegiata de San Isidro en la calle Toledo de nuestra ciudad, muy cerca de la Plaza Mayor.

Es difícil precisar con exactitud los datos históricos que nos han llegado envueltos en una aureola de leyenda. Pero podemos componer su perfil vital como una vida humilde, de honrada laboriosidad, de piedad sencilla.

Isidro es el hombre del vivir sencillo, que se desenvuelve en tres grandes horizontes: el hogar, el trabajo y la oración. No habría mucho más que decir de su vida modestísima y metódica, de no ser tantos los milagros que se le atribuyen: hasta 400 milagros se contemplan en su proceso de canonización.

Isidro nace en Madrid hacia el 1070. Probablemente fue bautizado en la parroquia de San Andrés, una de las pocas que los habitantes de la villa lograron salvar durante la dominación de los árabes.

Bueno y piadoso, frecuenta desde su niñez el antiguo templo de Nuestra Señora de la Almudena, tan predilecta de los madrileños.

Hijo de humildes labriegos, ayudaba a su padre en el cultivo de las tierras, cavando, arando, o conduciendo la carreta.

A la muerte de sus padres, siendo él muy joven, es invitado por el caballero Vera a entra a su servicio para dedicarse al cultivo de sus campos.

Nos narra una bellísima tradición, dándonos a entender su extraordinaria sensibilidad, que cuando Isidro siembra el trigo, nunca se olvida de lanzar algunos puñados de simiente fuera del surco para que sirvan de alimento a los pájaros y a las hormigas, que también son de Dios, como él decía: “Para todos da su Divina Majestad”.

Por estos detalles decimos que San Isidro, de alguna manera, adelanta y plasma el espíritu de San Francisco de Asís tan querido por nuestro actual Papa.

Se cuenta también que, cuando iba al molino daba a los pobres que se cruzaba por el camino casi todo el trigo que llevaba en el costal, pero la tierra, siempre generosa por bendición del Señor, le devuelve con creces lo repartido. Tan es así, que durante sus servicios al caballero Vera, sus heredades se convierten en las más labradas, sus yuntas en las más robustas y lucidas, sus sementeras en las más abundantes y regaladas por la lluvia.

Este éxito enciende la envidia de sus vecinos, que le acusan ante el amo, a pesar de los frutos cosechados, de descuidado y negligente en el cuidado de las tierras. Y dice la tradición que habiendo salido un día su amo para vigilarle y confirmar la acusación de que su criado es objeto, observa desde una altura la faena del labrador, viendo sorprendido que a las horas que Isidro dedica a la oración, arrodillado a distancia de la yunta, los bueyes siguen solos arando la tierra, abriendo en ella rectos y profundos surcos.

Se cuenta otro milagro semejante, cuando en parecidas circunstancias otro de sus patronos contempla la yunta guiada por dos ángeles, mientras Isidro está sumido en la plegaria.

Cuando Alí, rey de los almorávides, se apodera de Madrid, Isidro, como otros muchos cristianos, abandona la villa y se retira a Torrelaguna entrando de criado de unos labradores.

De nuevo es objeto de murmuraciones por su devoción a la imagen de Nuestra Señora, en cuya iglesia pasa orando largas horas, que dan ocasión para que unos pocos se sientan movidos a imitarle y a muchos para acusarle de holgazán.

En este tiempo elige como compañera de su vida a una esposa digna de él. Contrae matrimonio en Torrelaguna con una joven de Uceda llamada María de la Piedad, que también más tarde ha de ser venerada en los altares con el nombre de Santa María de la Cabeza.

La profunda vida de piedad que llevan los esposos, es bendecida por Dios con varios prodigios. Entre ellos se cuenta la salvación milagrosa de su único hijo, Illán, que en un descuido de su madre había caído en un pozo; y el paso a pie de las aguas del Jarama, con que Dios premió la pureza de María de la Piedad, desvaneciendo de esta manera las sospechas que algunos hombres perversos habían logrado suscitar en el corazón del esposo.

La tradición nos ha legado en San Isidro Labrador un auténtico mensaje evangélico de fidelidad, de espíritu de trabajo armonizado con una intensa devoción, de humildad y fortaleza en el sufrir las injusticias, y sobre todo de gran caridad para con los necesitados, a quienes diariamente hacía partícipes de su frugal comida.

A los casi cuatrocientos años de su muerte, el 12 de Marzo de 1622, el Papa Gregorio XV lo canonizó, al mismo tiempo que a Santa Teresa de Jesús y a otros Santos españoles.


Patrón de Madrid.
San Isidro es patrón de Madrid desde 1212, y día de precepto en la capital de España desde 1621.

Patrón de los Campesinos.
San Isidro es por excelencia el patrón de los campesinos, es el santo a quienes muchos acuden para que llueva.

Tradiciones
Entre las numerosas leyendas que nos han llegado, destaca la conocida como "la olla de San Isidro". Se cuenta que cada año nuestro santo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados. Isidro metió el puchero en la olla y la comida se multiplicó "milagrosamente", hubo para todos y más.

Y entre los "prodigios" de San Isidro que acaecen después de su muerte destacamos una curación atribuida a San Isidro y que le valió la beatificación. En tiempos del rey Felipe III (1578-1621) habiendo caído gravísimamente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), le fue llevado el cuerpo de San Isidro hasta su estancia real, y el monarca sanó milagrosamente. La beatificación tuvo lugar el 14 de abril de 1619, y tres años más tarde, el 12 de marzo de 1622, el Papa Gregorio XV lo canonizaría.

Amor a los animales
Nuestra sensibilidad actual conecta gratamente con el gran aprecio que tuvo a los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda. Cuenta una leyenda que explica que un día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de grano sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y que estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de grano como antes.

Oración
Glorioso San Isidro, tu vida fue un ejemplo de humildad y sencillez, de trabajo y oración; te encomendamos a todos los buscan trabajo y especialmente a nuestros jóvenes desempleados; enséñanos a compartir el pan de cada día con nuestros hermanos los hombres, y haz que el trabajo de nuestras manos humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza al nombre de Dios. Como tú queremos acudir confiadamente a la bondad de Dios y ver su mano providente en nuestras vidas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén

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