De encuentros y desencuentros




¿Qué uso estamos haciendo de las nuevas tecnologías a nuestro alcance? ¿Nos acercan o alejan? ¿nos liberan o esclavizan? ¿a nuestro servicio o son un perjuicio…?










No hay nada que reemplace el encuentro personal de dos o más seres que deciden acercarse. Miradas que se cruzan, dedos que se entrelazan, un abrazo cálido que reconforta el alma…

Sin embargo el ajetreo de la vida moderna, con sus horarios acotados, sus tiranías y sus arbitrariedades; las distancias que alejan y también ciertos hábitos individualistas de la posmodernidad que nos  repliegan sobre nosotros mismos, imposibilitan, en ocasiones, los encuentros cara a cara.

En estos casos, las nuevas tecnologías rápidas y veloces, que conectan en segundos a personas que se encuentran en las antípodas del planeta, o quizá, a unas manzanas de distancia, pueden colaborar y propiciar los acercamientos entre las personas.

Lo importante es el buen uso que se haga de estos avances tecnológicos. Si mi día a día transcurre frente a la computadora o el móvil, sin mirar a mis hijos cuando me hablan, sin contestar a mi esposo o amigos cuando esperan una respuesta de mí, algo muy grave está pasando. Si el móvil que suena estridentemente interrumpe cada día la cena familiar o la conversación entre amigos hay necesidad imperiosa de poner en su real lugar algunas cosas…

La contra cara de esta situación, es cuánta alegría ha provocado en tantas personas el poder conocer a sus hijos, nietos o sobrinos vía internet; o el poder compartir fotos o mensajes instantáneos, en tiempo real, con quienes se hallan a miles de kilómetros de casa…

Las cosas nos son malas o buenas en sí mismas, sino en relación al uso, mal uso  o abuso que hacemos de ellas. Llevado esto a la vida cotidiana y corriente, podemos interpelarnos  con sincero interés por encontrar una honesta respuesta:
·         ¿cómo usamos todo lo creado y que está a nuestra disposición?,
·         ¿cómo nos relacionamos con los avances tecnológicos que tienen esa paradoja de “acercarnos y alejarnos a la vez”?

Para meditar…





 

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