Comentario a la Lectura de la Pasión del Domingo de Ramos. 23 de Marzo de 2013.



La Semana Santa se abre con la celebración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Él sabe que se aproximan momentos dramáticos. En su subida a Jerusalén va desvelando a sus discípulos el misterio que acontecerá en Jerusalén, el desenlace inevitable. Ha preparado su corazón y prepara a sus discípulos que, finalmente, desaparecerán de la escena. Y la Iglesia en este pórtico de la celebración del misterio central de nuestra fe, nos revela la Pasión para que la contemplemos con detenimiento, centremos al leerla nuestro corazón en Jesús, descubramos en su rostro sufriente el de tantos y tantos crucificados de hoy.









LECTURAS DE HOY
-En la Procesión de Ramos
Lc 19, 28-40
-Primera Lectura
Is. 50, 4-7
-Segunda Lectura
Filp. 2, 6-11

Hoy la Iglesia nos invita a leer la Pasión de San Lucas.
Lc 22, 14 - 23, 56

Sólo unos apuntes.

En el comienzo fijémonos en los discípulos:
He deseado celebrar esta Pascua con vosotros antes de padecer”. Los discípulos, como ajenos al drama que vive Jesús, a la intensidad del momento, se ponen a discutir quién es el más importante, a lo que Jesús apunta “Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve”.
Más adelante confirma la misión de Pedro y me encantan esas frases de Jesús en este momento tan especial en el que los medios que tratan de levantar todo tipo de sospechas sobre el papa Francisco: "Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearos como trigo; pero yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos".

Y comienza el desenlace, Jesús es detenido y sus discípulos huyen buscando su propia seguridad. Se queda solo.
El silencio de Jesús durante sus últimas horas es sobrecogedor. No obstante, los evangelistas han recogido algunas palabras suyas en la cruz. Son muy breves, pero son el testamento de Jesús y revelan el sentido profundo que le da a su muerte, a su vida.

Lucas ha recogido las que dice mientras está siendo crucificado. Entre estremecimientos y gritos de dolor, logra pronunciar unas palabras que descubren lo que hay en su corazón: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". Jesús muere perdonando. Convierte su crucifixión en perdón, hace de su muerte un gesto sublime de compasión y de confianza en el perdón insondable de Dios. Esta es la gran herencia de Jesús a la Humanidad: No desconfiéis nunca de Dios. Su misericordia no tiene fin.

Y Lucas recoge una última palabra de Jesús. A pesar de su angustia mortal, Jesús mantiene hasta el final su confianza en el Padre. Sus palabras son ahora casi un susurro: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Nada ni nadie lo ha podido separar de Él. El Padre ha estado animando con su espíritu toda su vida. Terminada su misión, Jesús lo deja todo en sus manos. El Padre romperá su silencio y lo resucitará.




Esta santa semana en el año de la fe, los creyentes vamos a celebrar el misterio central de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Comencémosla contemplando en silencio la Pasión de Jesús. Dejemos que nos conmueva, que nos movilice y abra nuestros ojos y nuestro corazón a la Pasión del hombre de hoy.

En este pórtico de la Semana Santa somos invitados a contemplar la Pasión y contemplar la Pasión es también dejarnos mirar por Jesús en estos momentos. Contemplemos la imagen del crucificado y dejémonos mirar por él. Él hará crecer en nosotros el amor, la compasión, el perdón, la ternura,… No retiremos la mirada, contemplémosle y dejemos que Él haga en nuestro corazón.

Ante la Pasión de Jesús, ante el crucificado, pedimos al Señor que nos cure 





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