SAN JOSÉ, Inspira nuestros sueños


Celebramos a San José, Patrono de la Iglesia Universal en el día de la inauguración de un nuevo Pontificado; inspirador de los josefinos en el 140º aniversario de su fundación; modelo para los padres; patrono de los obreros y artesanos, de los seminaristas y los trabajadores sociales..., y sobre todo, celebramos al que ha soñado la historia de la salvación. Le pedimos que aliente hoy los sueños de los hombres y mujeres que formamos la Iglesia, de los que ansían vivir del fruto de su trabajo; reivindicamos el papel del padre, el liderazgo de los trabajadores sociales como agentes del cambio social; la protección de la obra de los josefinos allá donde están y en nuestra parroquia,...


El nombre de "José" se inspira en aquel José hijo de Jacob que soñaba en Egipto, lo que le valió ser protagonista de la historia de salvación que Dios tejía con su pueblo y con el mundo.

José el esposo de María recibió la misión en sueños, una misión que sería decisiva en la plenitud de la historia de la salvación -tutelar al mismo Hijo de Dios-, y en sueños también fue avisado del peligro que corría la salvación y huyó a Egipto.

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES y parece que se deja ver un soñador en Roma que inspira los sueños de todos los que en la Iglesia seguimos a Jesús y anhelamos vivir el evangelio con fidelidad, con radicalidad, autenticidad,... ¿No brota en vosotros la esperanza al contemplar los primeros gestos de nuestro papa Francisco? ¿No os hace soñar su inspiración evangélica, espiritual y fraterna...? ¿No os hace mirar, soñar la Iglesia y al mundo con más de ilusión?

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES que se inspiren en la obra evangélica y educativa que hace 140 años comenzaran San Leonardo Murialdo y otros hombres de fe en una pequeña capilla de Turín... y parece que sus herederos, los hijos de Murialdo inspiran y generan con entusiasmo una fraternidad evangélica en nuestro pequeño barrio de San Blas-Las Rosas, esperanza que hace soñar.

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES  que sean capaces de generar una nueva economía en la que el trabajo sea de todos y para todos, un trabajo que provoque el desarrollo de cada persona, que haga de este mundo un mundo mejor, más habitable, más de todos y para todos, un mundo más esperanzador para nuestros hijos.

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES que entreguen su vida al servicio del evangelio, de la fe, de los hermanos; que vivan el ministerio sacerdotal como don de Dios, con alegría, con generosidad, con capacidad para soñar.

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES que sean agentes del cambio social, que lideren desde el trabajo social los cambios que necesita nuestra sociedad, que defiendan y promuevan los derechos de las personas y los grupos, que sueñen e inspiren los cambios que todos anhelamos porque esta sociedad no está ni mucho menos cerca de la que sueña Dios.

Hoy NECESITAMOS SOÑADORES que vivan el don de la paternidad desde el amor paterno de Dios, como José, que sepamos que entre nuestras manos -como José- tenemos algo sagrado, a nuestros hijos, su presente y su destino que Dios nos ha encomendado y estamos llamados a hacer crecer; que seamos para ellos reflejo de esperanza, que apuntemos a sus sueños y les lancemos a la aventura, su aventura de construir un mundo distinto y mejor que el que les dejamos.

Te pedimos, San José, inspires nuestros sueños, la obra de nuestras manos, la Iglesia,... Te encomendamos la Iglesia, los padres, los seminaristas, los trabajadores, obreros y artesanos, a los josefinos, nuestros josefinos, los trabajadores sociales, los cristianos, al Papa Francisco, a Mariano, a Pepe, a Javi, a Juan Carlos, a todos nuestros Josés y a todos los padres de nuestra parroquia y del ancho mundo. CONTINÚA INSPIRANDO NUESTROS SUEÑOS.


Sueños de Dios. Ixcis. Beber los vientos.
Sueña niño, sueña, sueña, sueña,
sueña siempre, sueña tras de ella.
Sueña sueños de Dios
que al mundo ya despertarás al resucitar.

Corren, ríen, saltan las estrellas,
ríe el mundo, ríe, ríe ella.
Nace en él hoy mi Dios,
la antorcha de vida que nos guiará.

No te asuste el pensar que sufrirás,
que tu cuerpo y sangre nos darás.
Duerme niño de ella, Alma de Dios.



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