El tamaño SÍ importa


“El + pequeño es el + poderoso.” La Celebración de la Inmaculada nos empista abriéndonos al misterio mismo de la vida que viene de la mano de la pequeña gran María. Ella, como nadie, nos revela que a Dios le gustan los pequeños y a ellos confía las grandes misiones. Ella canta en el Magníficat que el Señor da a los pequeños su eficacia…”y a los ricos los despide vacíos.”


La colección de pequeñitos poderosos entre los elegidos de Dios, es enorme. 

Moisés es pequeño y tímido, el faraón es grande e imponente. David es pequeño y tiene un tirachinas, mientras Goliat es un gigantón. María es pequeña, mínima. La amenaza para una madre soltera es la muerte. José es minúsculo y tiene miedo. Los soldados de Herodes cumplen la orden de ejecutar a todos los niños. Cinco panes y dos peces son poca comida para una multitud hambrienta. Pero se fueron saciados. La barca de Pedro es pequeña. Las olas amenazan con hundirla. Los apóstoles son pequeños. La misión que reciben tiene dimensión mundial. Pequeña es Teresa de Jesús, Teresa de Calcuta,… La lista de pequeños apóstoles, de eficacia intensa y perdurable, es grande.

Dios se apoyó en cada uno de esos minúsculos servidores, para realizar su obra. Y todo aquello que parecía inmenso, invencible, insuperable y poderoso… cayó por tierra, reducido a polvo, para diversión de los historiadores y para esperanza de los que creen y confían.

Cayeron el faraón, Goliat y Herodes. Cayeron sus armas, dejaron de oírse sus amenazas. Cesó el hambre y la tormenta. Lo que a cada uno de nosotros nos parece una batalla perdida, una guerra imposible de vencer… se transforma en victoria, por muy grande que sean nuestras heridas.

Hoy celebramos en María Inmaculada la dinámica divina en la que lo pequeño vence a lo grande. Toda la estrategia consiste en ceder el poder al grande, al Todopoderoso, reduciéndonos nosotros a nuestro tamaño original y auténtico, que es pequeño. ¿Parecen grandes mi tentaciones, mis pecados? Más grande es la Misericordia de Dios. ¿Son inmensas las dificultades externas? Un soplo de Dios hará que se evaporen. ¡Uy, uy, uy… qué grande es el miedo que me domina! Mayor es la fortaleza que el Espíritu Santo me va a regalar, gratis. La clave: “Señor, no puedo, soy pequeño, hazlo Tú.”

Pequeño es Jesús en el vientre de María, en Belén, en Egipto. Y más pequeño se hace aún, para lavar unos pies sucios. Pequeño es cuando se somete al escupitajo, al puñetazo, al insulto, al látigo. Pequeño es en la Cruz, donde su cuerpo queda reducido a nada. Pequeño es un trozo de pan, un poco de agua y de vino. Todo en Jesús es pequeño, frágil, débil, humilde, sencillo.

Mirémonos al espejo y descubramos dónde nos vemos grandes y fuertes. Es ahí donde hemos de iniciar la dieta para adelgazar, si queremos que Dios venga a nosotros en esta Navidad. Tenemos que entrar en la lógica de Dios, frente a la lógica del mundo. “El + pequeño es el + poderoso.” 


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